Los ritos lumínicos de Delight Lab en la Patagonia
Las intervenciones lumínicas de Delight Lab no solo están en la ciudad, con el proyecto “Ngen Ko: Espíritus del Agua” se instalaron en plena naturaleza, en la patagonia chilena de la Región de Aysén, para relevar el carácter ancestral del territorio, en distintos lugares amenazados por la minería. Lugares como la Piedra Clavada o el Valle Lunar, sitios de conexión energética para las comunidades indígenas de la zona. Su intención, además de visibilizar la amenaza del proyecto Los Domos de la minera Equus (detenido por realizar prospecciones fuera del marco legal), fue volver a conectar con las culturas indígenas de la zona, su cosmovisión y sus sitios sagrados a través del arte. Por eso diseñaron sus obras un poco para «canalizar» concibiéndolas como verdaderos rituales, en base a la luz y otras tecnologías no invasivas ni contaminantes. Las proyecciones se realizaron sobre superficies poco usuales como rocas, ríos con imagénes significativas, frases y otras intervenciones.
«NGen Ko: Espíritus del Agua» es un proyecto realizado en conjunto con la Corporación Traitraico, asociación cultural ambiental con quienes comparten intereses desde el activismo ambiental. Con ellos recorrieron la zona de Aysén, levantando información, testimonios e imágenes, antes de desarrollar sus obras. Estas proyecciones en Chile Chico y sus alrededores son parte de “Territorios sagrados”, un proyecto que data del 2019 y que se trabaja de forma itinerante en distinos lugares del sur de Chile. Sus próximos destinos son la región de La Araucanía y Magallanes, donde se ampliará la temática y el vínculo con otras comunidades. Además, Delight Lab está con dos exposiciones en la comuna de Lo Barnechea, una de fotografía de las intervenciones realizadas para el proyecto «Ngen Ko» y su recorrido, «Fenómeno» que consta de dos instalaciones en el Centro Cultural El Tranque de Lo Barnechea (hasta el 22 de enero).
Conversamos con Andrea y Octavio Gana, fundadores de Delight Lab, sobre esta experiencia de trabajo en plena naturaleza, sus procesos y su compromiso con la denuncia de los conflictos socioambientales del país a través del arte.
RM: ¿Qué mensaje o reflexión quieren generar con sus intervenciones lumínicas, a partir del conflicto ambiental de la minera Equus?
Octavio: Principalmente que se quiere emplazar una minera de gran escala en un lugar de altísimo valor ancestral. Nuestra intervención principal es una columna de luz que une la tierra al cielo y viceversa desde la Piedra Clavada en Parque Patagonia. La población de Chile Chico está dividida con el tema: la minería trae trabajo y dinero al corto plazo, pero miseria al mediano y al largo plazo. El paraíso que es esa zona está en peligro sobre todo por cómo podría afectar la minera al río Jeinimeni, el polvo de minerales y contaminantes que generará es nefasto para el ecosistema de la zona. Ni siquiera hablo del tema relaves y contaminación de napas… nos interesa abrir el tema más allá de los límites de Chile Chico, porque estas situaciones se están viviendo en distintas partes del país.
RM: ¿Cómo eligieron los lugares para sus intervenciones lumínicas en la región de Aysén? ¿Cambia mucho el pasar a trabajar en la naturaleza versus la ciudad?
Andrea: Trabajar en la naturaleza es bellísimo, a la vez mucho más desafiante por las variables y logística. Las noches son absolutamente oscuras y tienes que andar 100% equipado en todo sentido. Para elegir los lugares donde proyectar, junto con Francisco Polla, de Corporación Traitraico, fuimos recorriendo y preguntando a la gente. Así fuimos identificando los sitios significativos para quienes habitan los lugares donde fuimos, por ejemplo, en Coyhaique nos hablaron de la Piedra del Indio y de su historia, y todo el mundo allá sabe qué es la Piedra Clavada. También era importante que, además de conocidos, tuvieran las condiciones técnicas de ser proyectables. Algunas cosas las analizamos con tiempo, mirando incluso por Google Maps el territorio, pero muchas otras surgen cuando ya estás en el lugar y ves un potencial en algo que miras, como lo que pasó con el Queque Inglés (cerro camino a Coyhaique), que llegamos a él de forma súper espontánea. Y también conversando con algunas comunidades y agrupaciones, que nos indicaron dónde se hacían rituales indígenas antiguamente.
RM: ¿Cómo sienten que conversa la relación entre cosmovisión indígena – agua y territorio con la luz de sus intervenciones?
Octavio: Siento que lo que hacemos es un ritual tecnológico, nos nutrimos de la cosmovisión ancestral e intentamos conectar desde ahí utilizando medios que manejamos, sonoros y visuales, música y luz. La sutileza de la luz nos mete en planos de contemplación menos apegados al mundo de las realidades y más cercano al mundo inconsciente, lugar donde nos podemos conectar todos sin ego.
RM: Desde el 18O sus intervenciones toman un giro más político con conceptos, palabras, imágenes que simbolizan la protesta ante las situaciones de injusticia social o ambiental, ¿cuál es su proceso para ir desarrollando estas obras lumínicas?
Octavio: En realidad eso ocurre desde desde el asesinato de Camilo Catrillanca, en el año 2018, la antesala del 18O, cuando proyectamos su rostro junto a la frase “Que su rostro cubra el horizonte” en la ahora Plaza de la Dignidad y en el Congreso. Luego de eso hicimos Zona de Sacrificio, en la Termoeléctrica de Ventanas, y Ngen Ko en Osorno, a partir del derrame de petróleo en Río Rahue.
Más que obras, las consideramos intervenciones. Algunas se han materializado en registros fotográficos, que tampoco sabemos bien si considerar como una obra, pero sí un registro importante de acción.
El proceso es muy variable, generalmente son consensos que hacemos de manera interna a partir de conversaciones con comunidades afectadas, también ideas e inspiraciones que nos entrega el lugar, lo que nos va pasando. Estamos siempre muy abiertos a lo que nos ocurre incluso durante la acción o performance.
Andrea: Las intervenciones que realizamos operan como performance porque requieren un proceso y una acción en conjunto, una preparación.Y el momento en que hacemos la proyección es un momento especial, una suerte de rito. Un momento efímero donde la materia prima es la luz.
No existe una forma única de proceso, no es siempre igual. En algunos casos vemos el lugar, el lugar nos da una información y nos adecuamos al lugar, que es la característica del site-specific. En otros casos tenemos clara una idea o concepto y en relación a eso pensamos dónde podríamos proyectarlo. Las frases surgen de una lluvia de ideas, de conversaciones. A veces puede ser muy inmediato y en otras muy lento.
RM: En su experiencia, ¿cómo el arte lumínico y las posibilidades de las nuevas tecnologías aportan a la crisis socioambiental que estamos viviendo?
Andrea: La tecnología por sí misma no, pero sí si va de la mano con un mensaje. Si conectamos la Piedra Clavada con el cielo a través de un láser, ahí hay un valor ritual, de reflexión, pero si prendes un láser o proyector en la carretera, nadie va a entender nada. También está el tema de cómo se usa esa tecnología para que no impacte la naturaleza, para que sea lo más ecológica posible. Nosotros usamos baterías sin sonido, para no inquietar a la fauna nocturna. Y usamos luces y soportes naturales en vez de gastar papel o un pendón gigante. Eso es algo que permite el factor de lo efímero.
Desde nuestra experiencia, hemos visto que nuestro trabajo sirve para visibilizar y poner el tema sobre la mesa, tanto en prensa como en redes sociales. Se empieza a conversar del tema y a reflexionar en torno a los conflictos socio ambientales. Eso puede empujar cambios concretos, a través de movilizaciones, de nuevas políticas públicas, etc.
Este proyecto, y todos los que hemos estado haciendo, son búsquedas, que es algo que nos identifica como humanos: buscar respuestas. Y también es un llamado a la memoria. Proyectar rostros de culturas originarias es traerlas de vuelta, sentir que están presentes, rescatar la historia con imágenes que son hermosas. Muchas culturas originarias tienen respuestas para las problemáticas que vivimos hoy. Por ejemplo, ahora se habla mucho de bioconstrucción y resulta que esas respuestas estaban desde antes. Encontremos nuestras respuestas en los orígenes.
El origen
NGen Ko en Patagonia parte como una respuesta ante la amenaza del proyecto minero Los Domos de la compañía australiana Equus Mining para el ecosistema de Chile Chico y sus aguas, desde la contaminación por relaves y la escasez por intervención de cursos de agua. Lo que según las organizaciones ambientales de la zona convertiría este territorio en una nueva zona de sacrificio. Por eso la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén junto a la Corporación Costa Carrera y la Agrupación Aysén Reserva de Vida han conformado un bloque de oposición al proyecto minero e interpuesto una serie de recursos legales.
Los lugares elegidos para las proyecciones son parte del geopatrimonio de la zona, lugares significativos para las comunidades indígenas locales y sus actuales habitantes, Piedra Clavada, o el Valle Lunar, y otros en Chile Chico y Cerro Bayo, donde se llevaron a cabo las prospecciones de la minera Equus Mining.
Instagram: @corpo_traitraico
Instagram: @delight_lab_oficial