Vicente Prieto Gaggero: “La arcilla funciona como la llave para poder expresar mis ideas”

Este artista chileno se cuestiona el complejo entorno en que vivimos -y lo que le provoca- a través de la cerámica. Sus exposiciones varían entre objetos escultóricos de personajes inventados por él, donde desarrolla un rico imaginario personal, haciendo alusión a las nuevas formas de tecnología presentes en nuestras vidas. Como en su última exposición en la Galería Isabel Croxatto, Underground Future, o con guiños a la estética de la cerámica precolombina, a partir de las formas o el material, en otras de sus creaciones de figuras antropomorfas, personajes medio surrealistas con una fuerte identidad.  Sus montajes también incluyen instalaciones que provocan la interacción del público como en «Aullido», donde un ring y otros elementos de boxeo hechos en arcilla planteaban una reflexión sobre la violencia, o videos de registro performático como en «Todo lo que puede un cuerpo», donde el cuerpo humano pasaba a ser el soporte donde experimentar el material.

Para Vicente, el encuentro con la arcilla en su infancia fue un verdadero descubrimiento, algo casi místico, un material con el que se conectaba profundamente, que luego se convirtió en un lenguaje para expresarse y visibilizar sus ideas a través de sus manos. Aquí el diseño, su carrera inicial, lo ha ayudado en estos procesos de llevar la idea a algo concreto, esa práctica de diseñar y proyectar. El resto, su camino hacia el arte se ha dado natural e inevitable, “para mí la idea de ser pintor, escultor o artista siempre estuvo presente. Y ya adulto, el camino se evidencia latentemente cuando te das cuenta que no hay otra alternativa”. Su mirada artística está fuertemente relacionada con el paisaje contemporáneo, la relación entre tecnología, objetos y los humanos. Conversamos con Vicente sobre las temáticas que le preocupan y que le interesan para desarrollar su obra, su relación con la arcilla y sus próximos pasos en Barcelona, donde se va a especializar en cerámica.

RM: ¿Por qué elegiste la arcilla y la cerámica como material y técnica principal para trabajar tu obra? 

VPG: Una vez de niño, una persona me ofreció dos billetes por traer un puñado de tierra de un lugar alejado. En el camino me perdí varias veces, pero volví con la tierra. En el azar, esa aventura me conectó con el material que investigo hoy, la arcilla. Cuando le entregué la tierra, estaba fangosa y había tomado la forma de mis manos pequeñas y empuñadas. Además de un material, en ese momento sentí libertad, misterio y asombro. Luego, esa misma persona me presentó a Pasolini, los movimientos rebeldes feministas, la crítica y el sentido del humor y muchas otras cosas.

La arcilla funciona como la llave para poder expresar mis ideas, mis emociones y un sinfín de especulaciones a través de amasar, dilatar, contraer, agrietar, abigarrar, ahuecar y alisar.

RM: ¿Cuáles son las temáticas que hoy te interesa abordar a través de tu obra?

VPG: ¿Cuáles son esos objetos que a través de la reacción con el cuerpo, nos acompañan mientras habitamos en las megaciudades? ¿Hay misterio en el esplendor de la realidad? ¿Cabe lo irregular y terroso en la proyección de una ciudad lisa y limpia ? ¿Cuánta distancia existe entre nosotros y nuestras cosas? ¿Cuánta decepción hay en este sistema? ¿Cuál es el límite de lo público, lo informal, la calle, las apropiaciones, las personas y nuestros cuerpos? Son algunas preguntas que me hago para abordar mi trabajo.

RM: En tu última exposición Underground future, las figuras antropomórficas contienen guiños a la sociedad actual marcada por las tecnologías, hipervigilancia, marcas, ideologías, creando nuevos seres, ¿por qué elegiste conservar la referencia a lo humano aquí y que aporta esta contradicción entre cuerpo y tecnología?

VPG: Yo no hablaría de contradicción, hablaría de la complejidad enorme que es nuestro entorno en el mundo. Estar perdidos y/o vigilados, y/o georeferenciados es parte de estar en este caos. Es el paisaje que nos rodea.  Gracias a la plasticidad de la arcilla busco desdibujar los límites entre la tecnología / objeto contemporáneo y el humano, así dar forma a estos cuerpos que se sitúan entre lo uno y lo otro. Para mí estas figuras funcionan como un registro que hace consciente nuestra complejidad en este mundo.

RM: En tu obra se combinan imágenes de culturas indígenas ancestrales, surrealismo y cultura contemporánea, ¿cómo vas construyendo el imaginario que plasmas en tus figuras y objetos escultóricos?

Con respecto a la cultura visual indígena ancestral, puedo decir que la admiro y las he estudiado muchísimo, además de viajar por varios de los territorios  de lo que ahora llamamos Chile, Perú o Bolivia. Me importa mucho ser respetuoso con la historia y comprender su simbolismo. Son las primeras obras en arcilla y son quienes las hicieron por primera vez. Siempre es emocionante volver a mirarlos. Hoy, luego de algunos años trabajando este material, he indagado con casi todos los tipos de arcilla y pigmentos de altas y bajas temperaturas, con moldes experimentales y clásicos para de alguna forma no tomar una situación que ya esté cargada de su propia identidad y poder tener mayor autonomía para desarrollar un proyecto estético y conceptual, independiente de identidad y tiempo. Ya que la realidad actual es la que me llena de emociones y pensamientos, casi siempre trabajo en mis proyectos comenzando con una idea que fue originada por vivencias, teoría, poesía, películas, internet, etc. Es desde el presente donde nace todo y esa idea es acentuada por el material.

RM: Además de tus objetos escultóricos, has incursionado en la instalación y el video arte, ¿cómo aportan estos medio al desarrollo de tu obra?

VPG: Para mí todos los proyectos van relacionados y, casi siempre, el fin de uno es el comienzo de otro, por lo menos hasta ahora ha sido así. A mí me gusta y me acomoda comenzar con una idea mental, no siempre clara visualmente, y en el proceso darme cuenta cuál será la forma de ejecución. Así se tiene más libertad al ir tomando decisiones en el momento que comienza el proceso de visualización. Es un ir y venir entre algo teórico y algo más visual.

En ese proyecto («Todo lo que puede un cuerpo») quería trabajar con una esencia del material y del cuerpo, en un acto cotidiano como es bañarse. Entonces el cuerpo pasó a ser soporte y superficie para que el barro se volviera versátil en sus formas y estados. En ese caso el video está ahí para registrar sin introducir narrativa, más bien como testigos de una acción cotidiana que se arma y desarma. En ese caso el video era la forma ideal para lograr transmitir esa idea.

RM: Sabemos que te vas a estudiar a Barcelona, ¿qué es lo que buscas encontrar en esa especialización?

Por primera vez estoy en Barcelona y busco especializarme sobre un tipo de pigmentación que jugará un papel importante en el resultado final de una idea que estoy desarrollando. Todo para un nuevo proyecto. Esta tiene como punto de partida potenciar la imperfección o algo así. En el Postgrado tendré como docente a una ceramista tradicional japonesa, lugar donde provienen los esmaltes que quiero experimentar. Venir a buscarlos es como una aventura.