Casa Tomada: lo extraordinario de los objetos cotidianos en la obra de Gaspar Libedinsky
La primera retrospectiva de este destacado artista y arquitecto argentino -que abarca su trabajo entre 2010 y 2022- se tomó literalmente el Museo Nacional de Arte Decorativo en Buenos Aires. Sus obras que son protagonizadas por objetos de limpieza domésticos, como cabezas de escobillones, plumeros, ropa, cajas de verduras y otros elementos, se convierten en instalaciones que reflexionan sobre las micropolíticas de las prácticas cotidianas de la sociedad, desde las interacciones en el espacio público hasta la intimidad del cuerpo, como dice Gaspar Libedinsky en su statement.
«Casa Tomada» está pensada como una experiencia inmersiva, donde se genera interacción entre las obras y el público y entre las obras y los distintos espacios del museo, incluida su colección permanente. El diseño expositivo fue algo fundamental al crear “Casa Tomada”, algo inherente para Libedinsky desde su formación como arquitecto en Londres. Su propuesta buscaba asentarse en los salones, jardines y otros accesos del señorial Palacio Errázuriz (donde está emplazado el museo) y generar un diálogo entre lo moderno y lo clásico, lo externo y lo doméstico. Por eso cada obra está pensada y diseñada para un salón en específico, dialogando, tensionando o interviniendo con la identidad de sus salones, jardines, accesos y también jugando con sus vistas y arquitectura.
Esta retrospectiva representa las ideas centrales del trabajo de Libedinsky, trasformar lo cotidiano en extraordinario, la revalorización de los objetos y su importancia, como lo relegado puede transformarse en objeto de deseo y la creación a partir de la reconfiguración de lo que ya existe. Esto a través de procesos y prácticas que vienen desde los campos de la arquitectura, diseño y arte, señala el crítico de arte Rodrigo Alonso, a cargo del texto curatorial, «la producción de Libedinsky jamás deriva de un programa abstracto o de un ejercicio de planificación. Cada una de sus piezas es el resultado de una observación directa de operaciones cotidianas, interacciones contextuales, dinámicas de la esfera pública, fricciones y puntos de encuentro entre individuo, mercado y sociedad».
A la entrada del museo se instala el «Monumento al hombre común», una instalación escultórica, suerte de pirámide humana de trajes de hombre usados, de oficinistas, que se levanta a través de una polea y cuando baja queda como ropa tendida en el suelo. Luego entrando al gran hall está «El origen de las especies», una ilusión visual, una instalación formada solo por cabezas de escobillones rojos que se transforman en grupos de «corales» formando un arrecife de 25 x 16 metros, por el que se puede caminar o «bucear». En los salones interiores más escobillones, ahora de todos colores para «Nube», una estructura flotante donde hay un espacio que permite refugiarse en ella, metiendo la cabeza. En el ámbito textil está «Arquitectura para el cuerpo» donde hay paños de lana se transforman en zapatos de descanso, dejando ver cómo el material toma forma para convertirse en objeto. Otra obra que destaca es «Mister Trapo» con doce conjuntos de vestir que se dispersan colgados por el salón de baile de frente a los visitantes, estos son elaborados a partir de paños y otras telas utilizadas para la limpieza doméstica. reservados a la limpieza. Si bien sus obras no hablan directamente sobre la contingencia, muchas cobran sentido a través de la actualidad e idiosincracia argentina, menciona Pozo.
«Casa Tomada» ha conectado fuertemente con el público, recibiendo más de 75 mil visitas desde su inauguración el 20 de mayo. Se puede visitar hasta el 14 de agosto y la entrada es gratuita.