Una nueva forma de hacer ciudad
Hace algunas semanas, se inauguró Plaza Cultural Zenteno, un nuevo espacio urbano en el centro de Santiago que nace producto de un desarrollo inmobiliario equilibrado y una operación urbana multidimensional. Pocos días antes de la inauguración, el proyecto ganó el Premio al Aporte Urbano (PAU) en la categoría densificación equilibrada, premio otorgado por la Cámara Chilena de la Construcción a aquellos proyectos que apuestan por mejorar la calidad de vida. En términos de eso, este proyecto tiene varios méritos que vienen a dar respuestas a una forma extraccionista de hacer ciudad, proponiendo una aproximación que apuesta por la calidad espacial y la humanización del desarrollo inmobiliario. Una apuesta arriesgada que Inmobiliaria Activa asume de manera impecable, entendiendo que el éxito de un proyecto no se mide únicamente en el rédito económico, si no en la calidad de las relaciones humanas que ahí se pueden dar y en la sinergia que genera con su contexto.
El proyecto es un edificio de vivienda de cinco pisos, con locales comerciales en el primero, que libera 1600 m2 para crear una nueva plaza pública donde antes había una bodega. En frente se encuentra la Basílica del Sagrado Corazón de María, monumento nacional, que hasta entonces estaba invisibilizado producto de veredas minúsculas y los dos pisos de bodega que impedían tener la perspectiva para apreciarla. Esta operación no solo abre un nuevo espacio urbano, sino que le regala un atrio a la Basílica, poniendo en valor el patrimonio nacional y dejando a la iglesia como nueva protagonista del barrio.
Se emplaza en un sector complejo de Santiago Centro, especialmente de noche, lo que dificulta la operación de dejar una plaza pública abierta. La pregunta es entonces, ¿cómo hace esta plaza para no caer en el abandono y malas prácticas? La respuesta: integrándose a la trama urbana mediante un sistema de articulación socio territorial que le permite estar viva, a través del mismo pulso existente.
El encargo por parte de Inmobiliaria Activa para City Up fue generar una estrategia capaz de mantener la plaza activa y a su vez usarla como un motor de desarrollo territorial. Esto supone una sostenibilidad en el tiempo que obliga permear y entender los códigos del territorio, atributos y brechas y generar una articulación multidimensional. El edificio se construyó bajo un esquema de renta, lo que convierte a Activa en un vecino más del barrio, que se interesa y preocupa por su desarrollo, esto define el modelo que permite esta operación como una apuesta a largo plazo. Este texto habla sobre cuáles fueron las claves que, desde mi experiencia como directora de este proyecto, construyeron esta estrategia y la convierten en un modelo replicable, escalable y adaptable a distintos contextos.
La estrategia tenía que ser flexible y convertir los problemas en oportunidades, siendo el tema de la sostenibilidad el más complejo de todos, ya que significaba articularse con el territorio, lo que toma tiempo y, en la mayoría de los casos, significa un costo fijo a largo plazo que alguien tiene que pagar. Entonces el equipo a cargo tenía que ser capaz de leer lo que el territorio podía ofrecer y construir una estrategia coherente; diseñar y materializar proyectos físicos a distinta escala y propuestas de activación; permear dentro del gobierno local para entender cuál es su oferta y las posibilidades de generar proyectos conjuntos; vincularse con la red de actores locales y sociedad civil; crear una plataforma que permita accionar una estrategia socioterritorial; generar una voz, una identidad; una forma de financiarse y de generar sostenibilidad
Entre 2015 y 2018 estuve a cargo del proceso de regeneración urbana del Barrio Huemul[1], un barrio Patrimonial de inicios del siglo XX inmerso en el barrio Franklin en Santiago Centro. El programa tiene un monto asignado para hacer proyectos de espacio público, co-diseñados con la comunidad y detonantes de procesos regenerativos. El diseño y desarrollo de estos proyectos me permitió estar en contacto con todas las capas y niveles de toma de decisiones en el espacio público, siendo la relación más estrecha con el municipio. El conocer el funcionamiento del gobierno local fue el insumo base para la estrategia de Zenteno. Entender cómo opera el municipio, con qué recursos cuenta (materiales e inmateriales), cuáles son los mecanismos para acceder a esos recursos y cómo son los procesos y procedimientos. La estrategia articula una alianza[2] con el municipio que busca trabajar en conjunto, multidimensionalmente, y con la red de actores locales, para detonar y sostener un proceso en todo el barrio.
En Huemul, el proceso afectivo en el que me vi envuelta fue significativo y profundo. Durante cuatro años trabajé en una especie de laboratorio vivo donde el contacto con las personas era el insumo base de creación, entendí ahí que las relaciones humanas son una de las claves fundamentales para el desarrollo de procesos urbanos exitosos. Cada relación con cada persona, significa una negociación y cada resultado legitima el proceso. Aprendí de Huemul que es necesario tener coraje para enfrentarse a negociar, a ver si es posible construir algo en conjunto y que la única forma de enraizar los proyectos y darle sostenibilidad en el tiempo es creando un espacio para que exista ese diálogo. Es por eso que la estrategia de Plaza Zenteno propone un modelo de gobernanza socioterritorial que gestiona y desarrolla proyectos en el barrio, un espacio donde se puede crear y negociar, que vincula a los actores locales en torno a estos proyectos, funcionando como un motor de activación permanente.
En Huemul, al corto andar se armó espontáneamente un equipo motor, con quienes compartíamos afinidad en una visión común. Nos convertimos en una familia, la profundidad de ese vínculo y el estar en un ambiente de confianza nos permitió comodidad y holgura creativa. Además, este equipo nos permitió accionar en distintos niveles, repartir cargas y darle sostenibilidad en el tiempo al proceso. A su vez, la estructura de City Up, abierta y colaborativa, permite flexibilidad en la forma de trabajo, generando sinergia creativa y calidad en los resultados. Este tipo de proyectos, no son posibles desde estructuras rígidas.
En el caso de Huemul, el proceso de “inmersión” socioterritorial, que sostiene la propuesta, está financiado por el programa, sin embargo en el caso de un privado, se hace muy pesado soportar el tiempo y el costo que significa un proceso así, lo que supone un problema a resolver. En Estudio Racimo, consultora a la cual pertenezco, hemos desarrollado un modelo de empatía territorial que es capaz de leer el pulso de los lugares en un período breve, utilizando una aproximación etnográfica y equipos multidisciplinarios. Si bien esta metodología no es capaz de enraizar proyectos en los territorios, logra dar insumos de alta calidad para la toma de decisiones en proyectos urbanos. Para Zenteno adaptamos esta metodología al requerimiento del encargo, levantamos distintas capas de información que nos permitieron hacer un análisis contundente y visibilizar los puntos donde es factible accionar para detonar un proceso barrial y convertirlo en estrategia.
Desde el activismo, entiendo que las personas tienden a apoyar aquellas iniciativas que buscan el bien común. Hace algunos años fundé y dirigí una ONG de resiliencia urbana, Azoteas Vivas, una voz que mira las azoteas como un espacio sub utilizado con el potencial de transformar la forma en la que vivimos en la ciudad, donde la sumatoria de muchas acciones individuales se convierten en una estrategia de amplio alcance. Si bien hoy Azoteas Vivas no está operativa y parte del equipo se transformó en City Up, el desarrollar esa voz significó generar proyectos y contenido, una plataforma donde mostrarse, con una identidad consistente y un discurso potente. Eso permitió encantar y convencer, sumar aliados, adeptos y levantar financiamientos. La gente quiere ser parte de un sueño común, pertenecer y apoyar. El caso de Zenteno es similar, es un proyecto portavoz de una nueva forma de hacer ciudad, que vincula, convoca y transforma.
Producto del interés del equipo en el desarrollo de las azoteas, como parte de la estrategia, desarrollamos una huerta agro productiva comunitaria en la azotea del edificio, un piloto que produce cerca de 30 kilos de comida fresca y saludable al mes, y enriquece la alimentación de alrededor de 20 familias. Además de ayudar a mejorar la calidad del aire, bajar temperatura a la isla de calor, captar material particulado entre varios otros servicios ecosistémicos que la transformación de la azotea conlleva. La implementación de esta huerta funciona como detonante para la creación de un circuito agro productivo territorial, se vincula con un jardín comunitario en Plaza Copiapó que es gestionado por la Junta de Vecinos Blanco Encalada con apoyo de la Universidad Central (UCEN) y financiada con un fondo municipal. Esta articulación propone esta red verde como un nuevo espacio vivo de encuentro y desarrollo para todo el barrio, ayudando a enraizar la estrategia y generando sinergia.
La huerta es un proyecto construido y funcionando, sin embargo, la estrategia contempla una serie de otros proyectos en distintas etapas de desarrollo. Una intervención lumínica anti graffiti ya implementada, WIFI activo abierto a la comunidad, un punto de lectura que se abre durante el día y durante la noche es una lámpara urbana que incluye una parrilla cultural programática, entre muchos otros y nuevos por venir.
El proyecto ha generado a su corto andar una alta aceptación al crear un nuevo espacio público de alta calidad y una arquitectura respetuosa (mérito de REC arquitectos), en un contexto de desarrollo inmobiliario brutalmente homogéneo y falto de humanidad[3], lo que prueba que es posible innovar en la aproximación a los proyectos inmobiliarios por parte del desarrollador, tanto en la definición material de la obra como en la relación de ésta con su contexto. Activa invierte no solo en espacio público, sino también en estrategia, demostrando de forma empírica, una nueva forma de hacer ciudad.
Más información: https://plazaculturalzenteno.cl/ IG: @plazaculturalzenteno
Notas:
[1] Programa Quiero mi Barrio SEREMI-MINVU que opera desde el Municipio de Santiago.
[2] Esta alianza fue firmada el día de la inauguración ente la alcaldesa Irací Hassler y la directora de Fundación Activados María Luisa de la Maza. Esta fundación nace desde inmobiliaria Activa para el desarrollo de proyectos de regeneración urbana, producto de la oportunidad que se visualiza en este Proyecto.
[3] Estudio a Azoteas Vivas, medición m2 de azoteas en la zona más densa de Santiago.
Equipo Plaza Zenteno:
Daniela Muñoz / Directora Plaza Cultural Zenteno / Arquitecta-urbanista
Gastón Vega / Equipo motor / Arquitecto
María de la Luz Barros / Equipo motor / Ingeniero Comercial
Vicente Maffioletti / Identidad / Diseñador integral
Paloma Esteves / Estrategia programática / Gestora cultural
Yerko Koscina / Diagnóstico / Sociólogo
Magdalena Claude / Diagnóstico / Antropóloga
Alejandra González / Red Agro productiva / Comunicadora social
María Jesús Bautista / Community manager
Paloma Palominos / Fotógrafa
Contraparte municipal:
Alfredo Alarcón / Proyectos estratégicos
Pablo Reyes / Operaciones
Colaboraciones:
Verde activo / Implementación Huerta
Cultiverde / Mantención Huerta
Monteaventino arquitectos / Apoyo diseño “el Faro” punto de lectura.
Taller Dínamo / Apoyo diseño intervención lumínica cortinas y muro
FLUO / Identidad Fundación Activados