Exposición «Naturaleza y Geografía de Chile a través del diseño»: Una escena marcada por el paisaje

La exposición «Naturaleza y geografía de Chile a través del diseño» que se exhibe hasta fines de octubre en el Centro Cultural La Moneda, nos habla de la profunda conexión con el territorio y su materia prima que tiene la escena del diseño nacional. Curada por el destacado diseñador chileno Hernán Garfias, esta muestra colectiva es una oportunidad para ver cómo el diseño chileno está cruzado inevitablemente por la compleja y variada geografía del país.

Su selección entrega una panorámica del diseño local de los últimos 20 años, creaciones que valorizan a través del diseño la riqueza natural de Chile. Así vemos cómo los minerales, la piedra, las maderas nativas (coigüe, lenga, espino), las fibras naturales, vegetales y textiles son los protagonistas tanto de objetos, mobiliario, como piezas de diseño gráfico, editorial y branding, sea packaging o impresos. Esta selección celebra también a nuestros paisajes y la interacción cultural que se produce con sus elementos y culturas, creando atmósferas en sus vitrinas con tonos que recuerdan al desierto, los valles, la montaña, la costa, los lagos y bosques del sur. Sin embargo, no está pensada como un relato lineal de norte a sur, cuenta su curador, la primera vitrina es una introducción a la diversidad de materiales, formatos y objetos, y luego los lenguajes se van mezclando.

En la exposición participan más de 20 estudios y diseñadores y diseñadoras nacionales, entre los que se cuentan 18 mujeres y 10 hombres, algo intencionado por su curador.  Su apuesta es realzar la práctica nacional, exhibiendo más de 60 piezas de diseño objetos, muebles, lámparas, textiles, alfombras, empaques, trabajos de branding y editoriales, entre otros. «Esto es diseño que funciona, diseño que está hecho con mucha calidad, que trabaja con la empresa, con la economía, con la producción», aclara Garfias.

Entre los exponentes vemos un diseño definido por la naturaleza, con una práctica bien naturalista en algunos casos, que se parte desde el entendimiento de la materia, como Rodrigo Bravo, con sus piezas en piedra combarbalita, que luego de tres años de trabajo según cuenta Garfias logra realizar objetos de formas suaves y sinuosas; o el caso de Ismael Prieto  de DEO Estudio (Denominación de Origen), con su trabajo con la identidad visual de vinos chilenos que hablan del territorio, especialmente en el caso de «Iñor» un vino país de 120 años, «un vocablo que se utiliza en el campo chileno, utilizando tipografías que tienen que ver con lo nuestro. La industria del vino es un ejemplo fundamental de un caso exitoso chileno, cuando se une la empresa y el diseño», recuerda Garfias.

En mobiliario y objetos podemos ver la presencia de la materia y constantes guiños al paisaje chileno; Matías Ruiz con la icónica silla M100, que incorpora como soporte cuerda para escalar montañas, Estefanía Johnson con sus murales con módulos de cobre con distintos tratamientos; The Andes House con lámparas de fibra vegetal hechos por artesanos del valle central, Caja Muebles el proyecto de Catalina Varas que trabaja con coigüe y maderas nativas; Dalca (Vicente Stephens); Moblia (Stefano Dodero) con un homenaje al piso mapuche Wanco, las cerámicas de Magdalena Gili inspiradas en los lagos del sur, o las lámparas de Maia Design que incorporan laminados de cobre y otras formas que referencian elementos marinos; Verónica Posada y Paula Navarrete de Si Studio hacen una especie de homenaje y crítica a las minas de tajo abierto con el Candelabro Topográfico, gran candelabro de cerámica, donde la cera derretida va alterando el territorio.

Además se incluyen varios proyectos editoriales, de branding y packaging, participan Pozo Marcic Ensamble (Nevenka Marcic y Patricio Pozo), Constanza Gaggero; Otros Pérez; JVD Estudio; Dioslascria y Estudio Cinco (Patricio Vallejos). Los textiles también están presentes con los de inspiración precolombina de Sofía Hott, tapices que representan el paisaje chileno de Luz Méndez y Agostina Branchi, con sus grandes piezas elaboradas con técnicas de embarrilado.

Aprovechamos la oportunidad de recorrer la exposición con su curador Hernán Garfias, con quien conversamos sobre los objetivos que tenía su curaduría, la importancia de hacer exposiciones sobre diseño y sus opiniones sobre la actualidad del diseño local.

Hernán Garfias es un reconocido diseñador, parte de la historia del diseño en Chile. Su vasta trayectoria incluye varios hitos históricos, tanto para la disciplina como para el país, fue director de arte de la campaña presidencial de Patricio Aylwin, socio fundador de la Asociación de Empresas de Diseño QVID, hoy Chile Diseño, creó la Revista Diseño, el primer medio que entre 1989 y 1999 difundió el diseño local e internacional. En la academia fue el fundador y decano de la Facultad Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Diego Portales, y luego director de la Escuela de Diseño, Arte y Comunicación del Instituto Profesional AIEP. Además, fue reconocido por el Gobierno de Chile con el Sello de Excelencia en Diseño en 2014

Hoy sigue tremendamente activo, en contacto con las generaciones jóvenes y con la escena del diseño nacional, es académico de la Universidad del Desarrollo y sigue trabajando en la difusión y valorización del diseño, como lo ha hecho desde que fue el impulsor y primer curador de la Galería del Diseño en 2008 y luego con la curatoría de pabellones de diseño chilenos en el extranjero (Milán, etc). Su motivación es que la gente se de cuenta «que viven rodeados de diseño» y lo aprecien como parte de nuestra cultura. 

RM: ¿Por qué elegir la materia prima, la geografía como articulador de la exposición?

HG: Es la manera como se vincula el diseño con el territorio. Todo tiene que ver con la materialidad. La piedra combarbalita es una piedra volcánica que está en el norte, la madera de lenga es una madera azotada por el viento huracanado de la Patagonia que tiene una conformación especial que puede soportar esa fuerza, el espino sobrevive en lugares con muy poca agua, de rulo, y sobre todo sobrevive por la vaguada costera, eso le permite florecer.

En el caso de Chile podemos ver esas comuniones que se producen entre lo que nos da el territorio y lo que podemos hacer con él, con mucho respeto, en materia de objetos, de mobiliario, en cómo nos inspira para crear una marca, una familia gráfica o cómo puede inspirar para ilustrar un libro, son múltiples las expresiones. La naturaleza es la tierra, los volcanes, las montañas, las aguas, los ríos, los glaciares, el desierto, la selva húmeda, etcétera, y la geografía tiene que ver con cómo habitamos la naturaleza. 

RM: ¿Tenía una idea determinada para la curaduría, alguna lista de materias primas que no podían faltar o se dejó sorprender? ¿Cómo fue esa selección para la exposición?

HG: Conozco mucho lo que hacen los diseñadores en Chile, porque trabajo mucho con ellos. Ahora, para realizar la selección, lo primero fue que se acotó a diseño de los últimos 20 años, 2004-2024, pudiendo ser del 2000 incluso. Lo segundo, fue que los diseñadores, aunque fueran jóvenes, tuvieran una cierta trayectoria que nos diera seguridad que lo que se exhibiría no eran prototipos, sino objetos u obras que van a seguir en producción, hay muchos que ya están consagrados en el medio local y afuera. Lo tercero, fue que todo fuera posible de comercializar, o es un packaging de un vino o un libro, una revista o un brochure, un objeto, una lámpara o un mueble. No estamos exponiendo piezas únicas de museo, son todas producidas en serie, pequeñas series o grandes series, dependiendo del producto. Es un diseño establecido en la industria. 

RM: Haciendo la curaduría para esta exposición, ¿notó alguna tendencia que le llamara la atención en el rubro del diseño de autor?

HG: Hay dos tendencias, una que tiene que ver con el diseño tridimensional, muebles, objetos, lámparas, que es la investigación en torno a los materiales, las maderas, la piedra, el tejido vegetal, eso es súper interesante porque se logra domesticar el material. Y la otra tendencia, la veo sobre todo en el packaging, sobre todo en lo que es etiquetas, envases, inspirados la mayoría por la cosa telúrica y volcánica que tiene la Cordillera. Muchos de estos trabajos son atravesados por la Cordillera, más que por el mar o el agua o los valles. Antes las viñas en sus etiquetas ponían el valle y la casita patronal, ahora es la Cordillera.

Ningún chileno puede eludir su naturaleza, porque o la Cordillera la tienen encima, o el mar te explota con fuerza, en todos lados la naturaleza está súper presente, incluso en ciudades como Santiago.

RM: Luego de todo este proceso para realizar la exposición, ¿cómo ve el panorama del diseño nacional?

HG: El diseño chileno está en un muy buen pie, cada vez hay más empresas dedicadas a la disciplina y la valoración del diseño por parte de la empresa, el cliente, la industria, los políticos, ya es parte de la cultura. A nosotros como generación nos tocó abrir caminos, mostrar la vinculación del hacer con el diseño.

RM: Trabaja por valorizar el diseño chileno hace años, ¿cuál sería el sentido de que hubiera un Museo del Diseño chileno?

HG: El diseño es parte nuestra cultura, los objetos son parte de nuestra historia cotidiana. Pasa mucho en otras exposiciones que la gente dice ‘Ah! pero eso estaba en mi casa, o esto lo tenía mi abuelita’. La gente se siente identificada con los objetos o con un afiche que vio cuando era niña/o. Ese es el significado y el sentido que tendría un museo del diseño, que es parte de nuestro patrimonio. Es fácil producir esa conexión inmediata con personas de las más diversas tribus.

En todos los países desarrollados, o más desarrollados, preservan el diseño y su historia, porque si no, esos patrimonios se pierden. Por ejemplo, el diseño que se hizo en Lota con la cerámica, muy poca gente lo sabe pero Isidora Cousiño que armó esto para que las señoras de los mineros pudieran tener su ingreso, trajo un artesano en cerámica de Alemania que había pasado por la Bauhaus. Así como ese caso, hay muchos otros.

Hoy día la cerámica está cayendo en manos de coleccionista privados, algo hay en el Museo de Artes Decorativas, pero ¿qué pasa con esos patrimonios?, ¿Qué pasó con la industria del mobiliario, con Muebles Sur que hicieron maravillas?, ¿Que pasó con Singal?, ¿Con Fernando Mayer que se está cerrando ahora?, ¿Qué pasa con el cartelismo, donde está?, ¿Está en un lugar que lo vaya a preservar para las futuras generaciones? Lo que hace falta en Chile, como se ha hecho en Argentina, Brasil, México, Italia, Inglaterra, Francia, es un Museo del Diseño, un museo chiquitito, pero que empiece a preservar el patrimonio histórico hasta ahora y que también sirva para hacer exposiciones temporales. 

RM: ¿Cómo ve a futuro la posibilidad de crear un Museo del Diseño local?

HG: Habemos un grupo que está trabajando en eso, lamentablemente se paró el proyecto por el período del estallido y despúes el COVID. Ahora estamos empezando a retomar el tema, de manera que ya tenemos bastante visualizado donde están las colecciones, cómo sería el primer guión del museo para su primera colección. Hay gente interesada en apoyar económicamente este museo, no queremos que sea estatal, sino público-privado. Aportando el Estado, igual que la empresa privada, asociaciones gremiales y la academia.