Catalina De la Cruz y sus libros Fotoquímicos: «Hay obras fotográficas que necesitan más de una página para desplegarse»
La exploración de la narrativa fotográfica, de la potencialidad expresiva de las imágenes reveladas a través de emulsiones fotosensibles y de la construcción de la arquitectura del libro, confluyen en los Libros Fotoquímicos creados por la artista visual Catalina De la Cruz. Un formato inédito dentro de los libros de artista que Catalina difunde desde su espacio creativo en Santiago de Chile, el Taller de Emulsiones Fotográficas, donde hace 17 años trabaja con estas técnicas pre análogas, que datan del siglo XIX y funcionan fijando imágenes en base a la interacción de soluciones químicas con la luz, Cianotipo, Van Dyke, Papel Salado y Goma Bicromatada. Allí imparte talleres a artistas, fotógrafos, diseñadores y otros interesados en los lenguajes y límites de la imagen fotográfica.
Teniendo como eje la plasticidad de la imagen y al paisaje intervenido como tema central de su investigación artística, Catalina comenzó hace años a trabajar parte de su obra -que también incluye fotografía y video proyecciones- con emulsiones fotográficas. Comenzó por la Goma Bicromatada, incorpora pigmentos de color, «me permitía una manipulación material de la imagen en su tono, espesor, densidad y saturación y, por lo tanto, de los rasgos gráficos de la fotografía”.
Estas características de las emulsiones le permitieron profundizar en sus exploraciones de la imagen fotográfica, desde la temática del paisaje «intervenido, habitado, construido y capturado», con series de imágenes captadas en las Líneas de Nazca, en el desierto chileno o en distintas ciudades. Y ya habiendo trabajado por varios años en escalas y formatos grandes, se concentró en un formato más pequeño y manipulable, el libro de artista. Es en ese contexto cuando surgió la propuesta de Libros Fotoquimicos, con la posibilidad de articular secuencialmente sus originales fotoquímicos o «fotopictóricos», como ella los llama, en un solo cuerpo, «fue un paso natural que me permitió ahondar en un elemento que las imágenes independientes no lograban por sí mismas y que guarda relación al tiempo y la experiencia posible en pasar las páginas y permitir que lo fotográfico se despliegue en un campo expandido. Intrinsícamente con él se abre la noción de viaje, y con ello una suerte de retorno a las experiencias primeras en/con el paisaje».
En 2016 nació el Taller de Libro Fotoquímico, al que actualmente dicta dos veces al año y en el que convoca a crear una obra única desde la narrativa visual y la exploración del formato libro y de la creación de imágenes análogas y únicas. Un taller que ha convocado mucho interés, con más de 127 libros fotoquímicos creados por sus alumnos, y el que incluso ha impartido fuera de Chile en el Master Internacional de fotografía del Centro de la Imagen en Lima, Perú y en la Universidad de Ciudad de México. Además, de exponer en Nueva York en The Center for Book Arts, “The Reverse of the Landscape” compuesta por seis libros de artista y series de fotografías en goma bicromatada.
Una oportunidad para conocer estos fotolibros es la Feria de Fotografía Latinoamericana STGOFOTO que se desarrollará entre este jueves 18 y el domingo 21 de agosto en el Centro Cultural Palacio La Moneda, un evento gratuito y abierto a todo público entre las 10:00 y las 19:00 horas. Allí el Taller de Libro Fotoquímico tendrá un stand con una selección de ocho libros de alumnos curada por Catalina junto a su último libro “PASAJE». Una exposición colectiva de libros fotoquímicos aún es un proyecto pendiente y presente, para la artista, hasta descifrar la mejor forma de exhibir estas obras para que sean observadas en su extensión, manipuladas y a la vez, resguardadas, explica. En el intertanto ha creado una página web como plataforma virtual de exhibición con todos los libros fotoquímicos producidos en su Taller: www.librofotoquimico.cl
Conversamos con Catalina De la Cruz sobre su experiencia desarrollando su obra en este formato, y como directora y docente del Taller de Libro Fotoquímico, una instancia única a nivel internacional.
RM: Tu propia obra se desarrolla en el formato de libro de artista, ¿qué es lo que te atrae de este formato?
CDLC: Pienso que hay obras fotográficas que requieren de más de una imagen para desplegarse. El Libro de Artista, como formato de obra, se desarrolla en una secuencialidad que al leerse, al pasar las páginas, va construyendo un relato visual (que en ningún caso busca linealidad). Así, el libro de artista es una obra que se construye en el tiempo que se emplea al recorrerlo. Página a página, las imágenes se encadenan y conectan permitiendo una experiencia visual (y a veces táctil) única. En este recorrido por el libro, la página que antecede deja una huella en el ojo y la que precede resulta un abismo, y un nuevo aporte a la narrativa. Esta posibilidad secuencial permite construir una obra con mayores complejidades, capas de información, poéticas que no se reducen a significado, de visualidades que dialogan la inmersividad propia del libro.
RM: ¿Qué es un libro fotoquímico? ¿Y cuál es su particularidad frente a otros libros de artista?
CDLC: Los libros de artista se despliegan en múltiples formatos, tamaños, tipos de encuadernación, técnicas y materiales, desde sus aspectos formales, así como variados recursos narrativos, rítmicos, espaciales y compositivos para conducir las conceptualizaciones que interesan proponer. En general, se han consolidado como un medio de producción de obra con muchas posibilidades y desde sus sistemas constructivos se encuentran copias únicas hasta pequeñas o medianas ediciones, que desde su multiplicidad permiten una mayor difusión.
Los Libros Fotoquímicos tienen características muy particulares, frente a otros procesos de producción de libros de artista. Se trata de libros únicos e irrepetibles, ya que su producción es completamente manufacturada. Se realizan en base a fotografía química de contacto, específicamente técnicas fotográficas del siglo XIX, utilizadas desde un enfoque contemporáneo, como herramienta de creación y producción, dada su alta versatilidad visual y por lo tanto múltiples posibilidades en cuanto a resultados plásticos de la imagen fotográfica.
Un Libro Fotoquímico se construye, a partir de copias fotográficas originales en papel, resultado de una interacción de soluciones fotosensibles y negativos fotográficos escala 1:1, insolados mediante luz ultraviolta. Entonces, si bien se trabaja desde la imagen mimética de la fotografía, también puede desplegarse desde múltiples posibilidades experimentales en torno a lo fotográfico, resultando una pieza visual en que nada es dejado al azar y a su vez, siendo imagen química, interviene el azar. Página a página, los originales fotoquímicos, luego de un intenso proceso de diagramación y articulación de narrativas y ritmos, son encuadernados creandose entonces un un solo cuerpo de obra. Desde aquí, cada libro es una es una pieza en la que interactúa impresión por insolación y encuadernación, resultado de un proceso de creación experimental que enfatiza la exploración tanto en imagen fotoquímica como en diseño.
RM: En el Taller de Libro Fotoquímico acompañas a tus alumnos a crear un libro de artista a través de la fotografía química y otras herramientas como la encuadernación, ¿cómo ha sido esta experiencia? ¿cuáles son los procesos claves para ir desarrollando estas obras únicas?
CDLC: El Taller de Libro Fotoquímico se plantea como una instancia de creación y producción de un Libro de Artista en base a emulsiones fotográficas como Cianotipo, Van Dyke y Papel Salado, sistemas fotográficos químicos que se desarrollan desde el inicio de la historia de la fotografía. Ha sido una experiencia muy intensa e interesante. El Taller inicia el 2016 y a la fecha hemos realizado 127 libros fotoquímicos. Todos ejemplares únicos completamente manufacturados por sus autores. Cada proyecto es un mundo complejo, que cruza intereses en distintos planos – visuales, conceptuales, temáticos, narrativos –, de cada autor(a), los diferentes bagajes visuales, su relación con la manualidad, proximidad o no a la fotografía y/o a la gráfica. Sus experiencias de vida puestas en un proceso creativo y técnico.
Desde las ideas originales que traen los autores, en el Taller de Libro Fotoquímico enfatizo en la importancia de deconstruir los formatos tradicionales de “exposición de fotografías al interior de un libro”, invitando a los participantes a considerar la secuencialidad del formato como el eje central, el libro como una sola pieza, y las series fotográficas dibujando un viaje en la extensión de sus páginas y guiando al ojo de quién observa a los énfasis específicos que a cada autor le interese proponer. El uso del espacio, los bordes, las analogías, los silencios, las intervenciones, entre otros, son factores fundamentales como punto de partida.
RM: ¿Cómo aportan las técnicas de emulsiones fotográficas que utilizan a la narrativa visual y la construcción de las imágenes de estos libros?
CDLC: La fotografía química o emulsiones fotográficas son técnicas de reproducción que permiten manejar muchos factores que comprenden la construcción de una fotografía y por lo tanto sus características visuales. Esta posibilidad provee de una gran libertad a los autores al momento de tomar decisiones sobre lo que les interesa explorar en sus propias fotos, desde cada imagen en particular y hacia la visualidad del libro en general.
Estas técnicas conllevan diferentes procesos: cada foto, desde la toma original, requiere de su edición para la construcción de un negativo, la impresión de este en un soporte transparente, luego tomar decisiones formales sobre composición de la imagen en el espacio de la página del libro, la elección sobre cuál emulsión fotográfica es pertinente utilizar, el modo de aplicar la solución fotosensible sobre los soportes y su manejo técnico en esta sensibilización, hasta terminar en el correcto proceso de revelado. Entonces, si podemos “diseñar” cada imagen del modo que estimamos debe desplegarse visualmente, podemos entonces pensar en sus múltiples posibilidades visuales y cómo éstas le otorgan coherencia tanto a su propia información visual, como también a las otras imágenes con las que se comunicarán en el interior del Libro Fotoquímico.
RM: En tus obras exploras bastante con la materialidad del libro mismo para su narrativa, con perforaciones, superposiciones, elementos como espirales, ¿nos puede contar más de estas exploraciones y lo que las motiva?
CDLC: En mi trabajo fotográfico siempre está presente el paisaje intervenido. Espacios mediados por el hombre, sobre los que me desplazo, reencuadro, instruyo alguna visualización que me permita señalar-los en su dimensión cultural. Al llegar a la construcción de los libros, y en base a que utilizo un sistema de encuadernación sin costura y sin lomo, entendí que el tipo de unión entre las páginas me permitía realizar cortes y troquelados, y por lo tanto intervenir la arquitectura del libro, en analogía a la intervención arquitectónica, objetual, de delimitación o trazado en el paisaje. Entonces, las aberturas me permiten generar pasajes entre las diferentes páginas – imágenes, figuras y fondos, nuevos espacios. Así, desde una imagen, una vista parcial hacia otra, y nuevamente los tránsitos en el paisaje, su desplazamiento hacia el espacio límite de la imagen fotográfica y del espacio secuencial contenido en el libro de artista.
La tridimensionalidad desde el plano, la entrada de la luz recortada, las proyecciones de sombras, la objetualidad que significa levantar de forma fragmentada una imagen fotográfica que a su vez representa un espacio, por señalar algunos recursos, me han permitido explorar una habitabilidad en mis fotografías. Pero por sobre todo han abierto el camino de investigación actual en el cual la mimesis fotográfica está quedando cada vez más relegada a mínimas apariciones, por sobre el trabajo de las soluciones fotosensibles a un mayor grado de abstracción y las intervenciones físicas del libro como protagonista de una espacialidad que se activa, a la luz del espacio en que se encuentre quien lo observa página a página.
RM: Finalmente, ¿cuál es tu visión sobre el creciente interés en los últimos años por los libros de artista y la vuelta a técnicas análogas?
CDLC: Cada día hay más interés en los libros de artista, como un formato de obra que abre un espacio de exploración que no amarra al autor a generar un tiraje de copias y por lo tanto a una cadena de decisiones ancladas al riesgo de una edición múltiple, ya que muchos pueden ser una experiencia única, resultado de exploraciones que tienen mayor relación con preguntas que con respuestas, y desde ahí pensar que cada libro de artista (como cualquier obra de arte) es parte de un proceso mayor, siempre buscando nuevas formas, abriéndose en cada ejemplar a nuevas problemáticas.
Con la fotografía análoga, o pre análoga, como son los procesos fotoquímicos, pienso que pasa algo similar. A partir de mi experiencia docente veo que hay una búsqueda por explorar la imagen fotográfica y descubrir sus diferentes potencialidades y cualidades formales mediante películas, soportes y técnicas. Hay un fuerte interés buscar algo más que podría habitar en la imagen.
En ambos casos, quizás se trate en parte sobre un retorno al “hacer”, en el sentido de un proceso de construcción que conlleva una serie de reflexiones, y en ese hacer la posibilidad de probar elementos materiales, visuales, narrativos y encuadernaciones en un libro de artista, en fotografía desde las posibilidades de la cámara análoga, sus azares en el soporte fotosensible de la película, o fotoquímica y la plasticidad de la imagen. Probablemente, además, incida el hecho de que tanto la fotografía análoga como los libros de artista, conllevan sistemas de trabajo que son factibles a desarrollar sin mayor infraestructura, con dispositivos y espacios que se tengan a disposición; un ejemplo claro de esto que una imagen fotoquímica que se realiza con luz solar y no requiere de un laboratorio especializado. En el “hacer” habita un tiempo, y en él aberturas posibles donde surgen fallos, encuentros, desvíos y poéticas posibles.
Para saber más pueden encontrar el sitio web de Catalina De la Cruz: www.catalinadelacruz.cl Y el Instagram del Taller Libro Fotoquímico y del Taller de Emulsiones Fotográficas.