Revista Materia
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“Traducir lo Intangible” de Isidora Kauak: de la magia al arte

Mensajeros (2022) ©Isidora Kauak

La artista visual Isidora Kauak ha desarrollado su cuerpo de obra e investigación artística enfocándose en la magia, o mejor dicho, en qué es lo que entendemos por magia. Su última exposición, “Traducir lo intangible” (hasta el 23 de julio en Galería Espora) es una invitación a preguntarnos, ¿cuál es la relación entre arte y magia? ¿Quién puede ser llamado mago en una sociedad hipermoderna y tecnificada, donde poco se escapa de los márgenes de la ciencia? A través del uso de la técnica de la taxidermia en animales que han muerto por causas naturales o accidentes, Kauak logra crear un verdadero escenario de simulación, donde la vida y la muerte parecen estar en un constante estado de tensión.

Esa pulsión por trabajar con la magia como hilo conductor de su quehacer artístico se origina en su propia historia, cuando en su infancia tuvo que enfrentar la muerte inminente de su madre por un cáncer mamario, «fue a partir de la experimentación de la pérdida y la percepción de la mortalidad que surgió mi interés por la magia», cuenta Isidora. A los ocho años le regalaron un libro de hechizos para niñas y niños y ahí tuvo su primer acercamiento la magia, «en el libro había un capítulo de herbología en donde se indicaba que las hojas de la planta Taraxacum Officinale (diente de león) tenían poderes mágicos y curativos. Cuando mi mamá estaba en la etapa final del cáncer, yo iba dos o tres veces por semana al jardín y recolectaba hojas para hervirlas y prepararle una infusión, totalmente convencida de que este brebaje podría salvarla… De cierta forma, pienso que ese té, aunque no la sanó a ella, me sanó a mí».

La magia volvió a aparecer en la vida de la artista ya estudiando Artes Visuales y la ha explorado desde su relación con la muerte, como una especie de resistencia a ella. También se ha adentrado en investigaciones sobre personajes como los magos o brujos, las conexiones con el mundo y la naturaleza que ellos proponen y la percepción de la sociedad de estos seres conectados con una universo mágico. Con un manejo de varias técnicas logra instalaciones y montajes de cuidada estética y potentes mensajes. Durante los últimos años Kauak ha expuesto sus obras en diferentes lugares del circuito nacional, como Centro Perrera Arte, Galería de Patricia Ready, Galería NAC, Centro Cultural de España y el Museo de Arte Moderno de Chiloé (MAM). Conversamos con Isidora sobre la presencia de la magia y la muerte en su obra y qué se viene en su investigación artística.

“Traducir lo Intangible” de Isidora Kauak: de la magia al arte

La carga infinita (2022) ©Pía Bahamondes

“Traducir lo Intangible” de Isidora Kauak: de la magia al arte

Isidora Kauak ©Sebastián Vilenvky

RM: Desde hace años decidiste situar tu historia familiar como punto de inicio de una serie de investigaciones vinculadas con la muerte, ¿cómo fue tomar la decisión de hacer obra con una temática que es tan íntima y sensible? ¿Cómo se ve esto reflejado en tu trabajo?

IK: Dentro de la producción artística es difícil negar el lugar de las vivencias biográficas, más si se relacionan con la muerte. En mi caso, la muerte y la carga que ésta arrastra cumple un rol fundamental en mis obras, y aunque éstas se formulen inicialmente desde mi propia historia, su análisis no se limita a ella.

Pienso que la muerte siempre revelará diversos espacios: espacios conmemorativos, críticos, emocionales, catárticos, creativos, capaces de hacernos reflexionar sobre el significado y propósito de la vida: ¿Hay algo más o nuestra existencia finaliza en el momento en que las funciones vitales se detienen? La fascinación por explorar estos temas y de relacionarnos de alguna u otra manera con la muerte siempre ha sido una respuesta natural ante esta inquietud colectiva. En ese sentido, podría decir que mi trabajo abraza la muerte para resistir a ella. Cada vez que me enfrento a un cuerpo y lo naturalizo lo veo como una declaración de prevalencia ante la muerte, como un acto de resistencia al resignificarlo, dándole con el mayor respeto posible una segunda vida a través del arte.

RM: Respecto a tu exposición en el Museo de Arte Moderno de Castro (MAM), ¿cómo fue la experiencia de trabajar y montar en un lugar como Chiloé? ¿Fue a raíz de esta invitación que comenzaste a estudiar La Recta Provincia y los juicios de brujos?

IK: Chiloé se reveló como un territorio significativo cuando estaba escribiendo mi tesis de postgrado, al inicio de la pandemia por Covid 19. En ese momento me centré en una hipótesis muy interesante sobre cómo el consumo de centeno contaminado por el hongo cornezuelo afectó negativamente todo lo que tuviera relación con la filosofía oculta durante la Edad Media y La Edad Moderna, desatándose una verdadera persecución en más de un continente. La iglesia católica se encargó de avivar una terrible histeria colectiva vinculando los síntomas producidos por la intoxicación del hongo con pactos demoniacos y brujería. Curiosamente el centeno fue introducido a Chile por colonias alemanas que se establecieron en el sur del país durante el siglo XIX. Por ende, llamó mi atención que el juicio por brujería sancionado con mayor severidad ocurriera en la misma zona y época en donde se comenzó a cultivar y consumir centeno. El caso de la Recta Provincia me pareció realmente fascinante, sobre todo por tratarse de una organización de resistencia creativa tan influyente y poderosa.

Me sentí sumamente afortunada de tener la posibilidad de exponer las obras que había creado durante aquel periodo de encierro, casi un año y medio después en el Museo de Arte Moderno de Castro.

RM: Tus obras incorporan varias técnicas de trabajo, desde taxidermia, escultura y vaciado en yeso, y ahora último pudimos ver tus objetos y archivos alquímicos en cajas de cristal, ¿cómo has ido encontrando un diálogo estético y conceptual entre estas diferentes herramientas y materialidades?

IK: Bueno, pienso que cada material o técnica tiene un lenguaje propio. Para lograr formular un diálogo estético y conceptual que sea coherente con mi investigación artística se me hace necesario sumergirme en aquellas lenguas, es decir, para ser una especie de políglota, intento comprender los relatos contenidos en las técnicas y materialidades con las que voy a trabajar. Así, las someto a una serie de ejercicios deconstructivos que consisten en distintas pruebas: averiguaciones históricas, búsquedas de significados etimológicos, simbólicos, entre otras cosas. De esta forma se va generando un diálogo unificado que se va enriqueciendo.

 RM: La taxidermia es una técnica que trabajas hace años y con la cual pareces sentirte muy cómoda ¿cómo llegaste a trabajar con ella? ¿Desde dónde nació la idea de incorporarla como técnica de creación?

IK: Mi primer acercamiento a la taxidermia fue en el año 2018. Estaba recorriendo un cerro de Santiago y vi una pequeña estructura hecha de palos. No sabía qué era, pero de inmediato captó mi atención. Al acercarme, me di cuenta de que se trataba de una trampa ilegal, probablemente utilizada para atrapar codornices o conejos, pero adentro se encontraba un pequeño pájaro negro. Mi primera reacción fue pensar que estaba vivo y que había quedado atrapado por error. Al remover la trampa, la imagen que capté me conmovió profundamente: era un tordo recostado hacia arriba, con la cabeza ladeada y las alas abiertas. Sus ojos estaban abiertos y sus plumas habían perdido el efecto tornasol que solo la vitalidad entrega. Era evidente que estaba muerto. Al mirar la escena durante unos minutos pensé en mi primera reacción, fue como si no hubiese querido que el pájaro estuviera muerto, descartando por completo esa posibilidad. De pronto, recordé cuando mi familia se reunió para decirme que mi mamá había muerto. Mi primera reacción fue reír, pensando que era una broma, no había opción de que fuera real.

Envolví al tordo en una tela y lo llevé a mi taller para trabajar en su cuerpo. Justamente, como un acto de resistencia. Desde ese día decidí que quería aprender sobre la técnica taxidérmica y me puse en contacto con quien es, a mi juicio, el mejor taxidermista de Chile. Durante casi cinco años he forjado un vínculo muy especial con Miguel de la Fuente, quien ha sido un gran mentor al enseñarme todo lo que sé. Gracias a él aprendí que la taxidermia —aunque ruda— es hermosa y que es necesaria absoluta pasión y vocación para dedicarse a ella.

RM: Por último, tu exposición “Traducir lo intangible” (en Galería Espora hasta el 23 de julio) condensa varias aristas temáticas que estuviste desarrollando durante los últimos años, ¿cuál crees que podría ser tu siguiente paso en el mundo del arte y la magia?

IK: La verdad, siento que esta investigación y producción artística recién empieza. Tanto el arte, como la magia y la muerte son hemisferios herméticos, vastos y fascinantes. No quiero dejar de profundizar en ellos, no quiero dejar de aprender. Por ende, creo que mi siguiente paso será seguir estudiando y creando.

“Traducir lo Intangible” de Isidora Kauak: de la magia al arte

Despierta (2021) ©Pía Bahamondes

“Traducir lo Intangible” de Isidora Kauak: de la magia al arte

Hueso Negro (2022) ©Sebastián Vilensky

“Traducir lo Intangible” de Isidora Kauak: de la magia al arte

Sin ojos (2018) ©Isidora Kauak

“Traducir lo Intangible” de Isidora Kauak: de la magia al arte

Exposición "Traducir lo intangible" ©Pía Bahamondes

“Traducir lo Intangible” de Isidora Kauak: de la magia al arte

Bardo 2019 -2021 ©Pía Bahamondes

“Traducir lo Intangible” de Isidora Kauak: de la magia al arte

Revela tus perlas II ©Sebastián Vilensky

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