Revista Materia
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La Matrix Vegetal de Patricia Domínguez: Vivir y crear en alianza con las plantas

PorKarla Riquelme Vargas 13 octubre 2022

El universo estético y sensitivo de la artista y activista ambiental Patricia Domínguez está íntimamente ligado a la profunda conexión que en su vida tiene con el universo vegetal, en especial con las plantas de visión. En sus instalaciones, videos e ilustraciones explora los puentes entre nuestro mundo occidental racional y los saberes y lenguajes del universo vegetal, abriendo la puerta a otras formas de percepción y reflexionando sobre la convivencia y aporte de las plantas en la vida humana. “Estoy en alianza con las plantas desde el 2012, desde que empecé a trabajar con plantas de visión. Ha sido una experiencia totalmente transformadora en muchos niveles. Desde ahí siento que vivo en colaboración con las plantas. Creo para ellas. Ellas me sostienen. He tenido diversas experiencias  fuertes y personales con las plantas. Creo que los principales aprendizajes vienen de estudios de los aspectos energéticos y curativos del mundo vegetal”.

Para Patricia, arte, vida y naturaleza van juntos, su acercamiento a la naturaleza en su obra es desde un enfoque etnobotánico, investigando cómo se relacionan las plantas con los humanos desde el aspecto cultural, productivo, espiritual y energético. Su obra ha sido exhibida en The New Museum (Nueva York), Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid), Gasworks (Londres), CentroCentro (Madrid) y múltiples bienales de video arte y nuevos medios en Chile y el mundo. Trabaja desde distintos medios, donde se cruza la instalación, la creación de objetos y escenarios, el video arte y la ilustración, recrea un imaginario diverso donde objetos, elementos naturales, simbólicos y personajes de ficción hablan sobre cómo se vinculan estas dos dimensiones, el mundo concreto y racional de occidente, que necesita «datos comprobables» y la «Matrix Vegetal”, (término que ha acuñado para sus dos últimos proyectos) con su conocimiento y funcionamiento propio desde el campo energético y la percepción sensorial. Para ella ambos son códigos o inteligencias distintas, que tienen sus propias tecnologías. Unas vienen desde las sabidurías ancestrales de las culturas precolombinas y pueblos mestizos de América Latina y otras desde el enfoque racional-científico de la sociedad occidental.

En sus obras conviven plantas, signos de visión, drones, tótems, elementos utilitarios sagrados para las culturas precolombinas, flores, semillas, plantas, animales, emojis, luces led, personajes de ficción y elementos ensamblados creados por ella. Un imaginario ancestral – futurista que a veces lleva a otras dimensiones como su último video “Matrix Vegetal” o bien a la exploración desde distintos ángulos de territorios convertidos zonas de sacrificio, como “La Balada de las Sirenas Secas” o “Madre Drone”, generando conciencia de la crisis en la convivencia entre el reino natural y el comportamiento humano.

 “Matrix Vegetal se estrenó hace unas semanas en la Bienal de Video Arte Other Minds Screen City Bienal en Berlín y es una interpretación de la experiencia que vivió el año pasado estudiando con el curandero Amador Aniceto en Madre de Dios, Perú. Una experiencia “totalmente transformadora de mi holograma y visión de vida”, afirma. “Se trata de cómo desconectarse del exceso de información digital y entrar en otras inteligencias, la vegetal, la cuántica, en otros espacio-tiempos que existen en paralelo a nuestra percepción del tiempo lineal”. Todo un viaje por el universo estético y sensorial de esta artista filmado en la amazonía peruana.

Su otra “Matrix Vegetal” es una instalación creada para la Welcome Collection en Londres, museo que explora la salud y la experiencia humana, conectando ciencia, medicina, vida y arte. Aquí propuso acceder a la colección desde dos enfoques, “ a través del extractivismo y de las historias crueles que hay detrás de ese material colonial, y a través de un enfoque sobre lo sagradas que son algunas de las plantas que albergan, proponiendo hablar de cómo aún se siguen utilizando para curar y para obtener conocimientos. Ese material no son sólo especímenes secos. Para mí, esas plantas son las tecnologías más poderosas para abrir la percepción, para conectarnos con la tierra de forma sostenible para el presente y lo que pueda venir”.

Se centraron en cinco plantas, las que fueron presentadas en unos tótems, que servían a la vez como esculturas basadas  en la morfología de las plantas y como vitrinas de museo: La Quina o Cinchona, la Mandrágora, la Brugmansia, la Ayahuasca y un tótem fue dedicado para la percepción o la búsqueda de visión. La idea era albergar y honrar el material de archivo, desde altares vegetales, en vez de gabinetes científicos tradicionales, “una pequeña reparación simbólica”, dice.

Conversamos con esta destacada artista chilena sobre sus últimas exposiciones internacionales y sus procesos creativos y personales al desarrollar su práctica artística, una que sacude nuestro sentido de realidad, visualizando las múltiples propiedades las plantas y su universo energético. Ahora incluso desde su relación con la ciencia, desde la física de partículas, gracias a su reciente estadía artística en el Centro Europeo para la Investigación Nuclear (CERN) en Suiza por la Beca Simetría de la Corporación Chilena de Video y Artes Electrónicas, que también la llevará al laboratorio astronómico ALMA.

RM: Cuéntanos sobre Matrix Vegetal, ¿qué fue lo que inspiró este nuevo video? 

PD: Matrix Vegetal crece como una investigación desde la etnobotánica experimental, el pensamiento cuántico sudamericano, la ficción onírica y las tecnologías de conexión orgánica para ampliar la percepción del mundo vegetal y espiritual.

Como parte de mi investigación para realizar esta obra, pasé un mes de aprendizaje con Amador. Bajo su guía, activé un proceso íntimo de conexión con el lenguaje y el conocimiento vivo del mundo vegetal. Para ello, me propuse lograr una desvinculación temporal de la «matrix digital», activando en su lugar una alianza con las plantas y la inteligencia vegetal. De este modo, pude establecer una conexión con el lenguaje más que humano de la tierra, y accediendo especulativamente a un portal al mundo cuántico, aprendiendo un poco de cómo operan las plantas y sus múltiples espíritus. En el proceso, entrevisté a Amador Aniceto y me gustaría compartirles la entrevista aquí.

La Matrix Vegetal de Patricia Domínguez: Vivir y crear en alianza con las plantas

Tótem gabinete parte de "Matrix Vegetal" la instalación de Patricia Domínguez en la exposición "Rooted Beings" donde reinterpretó el archivo etnobotánico de la Wellcome Collection ©Wellcome Collection

La Matrix Vegetal de Patricia Domínguez: Vivir y crear en alianza con las plantas

Fotografía análoga "Matrix Vegetal" de Patricia Domínguez. Colaboración con Emilia Martín.

RM: ¿Cómo fue la experiencia de hacer tu propia reinterpretación del archivo etnobotánico de la Wellcome Collection?

PD: Lo que intenté hacer en la Wellcome fue acceder a toda esta forma occidental de relacionarse con las plantas pero a través de la energía de las mismas plantas. Una energía no verbal, visual, no lineal,  en donde se mezclan los tiempos y espacios. Uno de los aspectos que intenté utilizar es el concepto de cambia forma. Eso es lo que intentaba poner en las esculturas, que se vieran como seres, como santuarios, como tótems, pero que también fueran armarios con las condiciones adecuadas para albergar el material de archivo. Intenté crear la instalación de manera que pudiera ser muchas cosas al mismo tiempo. No tienen que ser esto o aquello, son esto y aquello y otras cosas al mismo tiempo.

Propuse mi propia interpretación de las plantas y sus historias en la parte posterior de cada tótem. Hice 5 acuarelas botánicas experimentales. Como fui ilustradora botánica, he estado utilizando esa misma técnica tradicional para pensar en una relación ficticia o codificada entre las plantas a través de imágenes contemporáneas. Así que veo estas acuarelas como una apropiación personal del lenguaje científico. Las imágenes que creo son una ofrenda al inmenso poder que tienen las plantas, más que representarlas de forma realista u “objetiva”.

Creo que se trata de aplicar una aproximación «sagrada» ( he estado buscando una palabra mejor pero aún no la encuentro), en el sentido de cómo se honra a las plantas o cómo se reverencia a estos seres vivos. Así que intenté aplicar eso al momento de re-coreografiar el material de la Wellcome Collection, más que integrar los lenguajes. Quizás suena abstracto, pero intentaba organizar todo este material medicinal, que está albergado dentro de una plataforma occidental, desde otro punto de vista. Los modos de representación que utilizamos en la exposición son muy amplios en cierto modo. Aunque la narrativa subyacente es la botánica, creo que se trata de una amalgama de capas y diferentes aproximaciones a las plantas.

RM: Desde una mirada decolonialista has relevado las prácticas de las culturas indígenas del territorio americano, tanto las de sanación y energéticas como en su relación con la naturaleza, ¿qué aprendizaje o mensaje has encontrado en esa investigación?

PD: Hay personas muy sabias viviendo en este país y en los países cercanos;  médicxs tradicionales, Machis, sanadorxs, etnobotánicxs, curanderxs, parterxs naturales, biólogxs, mediums, educadorxs, abuelxs, con mucho conocimiento sobre el poder espiritual de las plantas para sanar y abrir visión. He tenido la suerte de tratarme o de aprender con ellas, entrar en conversación, las que me han modificado mi pensamiento, abriéndome a un mundo espiritual y vegetal, en donde las plantas tienen espíritu y pueden darnos mensaje para guiarnos en nuestras vidas de acá, limpiar cuerpos a nivel físico, conectarnos con nuestros comunidades y ejes ancestrales familiares y planetarios.

Varias de estas prácticas trabajan en el aspecto energético, entonces ahí, tal como un código, se mueve información, se desbloquean cosas, se reemplazan informaciones, y eso después se traslada a la materia, modificándola.  Las prácticas indígenas son las que han sostenido ese conocimiento durante milenios. Estos aprendizajes han deconstruido mis propias nociones de las plantas para darme cuenta de lo poderosas y multidimensionales que son; sahumerios, rezas a las plantas, canalizar información a través de ellas, mover energía, establecer vínculos con los elementales del reino mineral, animal, vegetal, humano, espiritual. Salir de la burbuja humana y abrirse a que hay mucho más.

Me siento muy honrada de todos los aprendizajes a los que he podido acceder, incorporar en mí y después hacer obras desde esa persona transformada. Aunque la apropiación es un tema muy delicado, intento ser lo más cuidadosa posible, porque  yo no soy indígena. Y se ha abusado históricamente de las relaciones de poder. Es complejo, pero a mí me interesa encontrar formas de establecer relaciones y amistades, crear, desde el respeto,  más que quedarme paralizada en las posiciones que cada unx puede ocupar.

Creo que lo fundamental que he aprendido, es cómo florecer en estos tiempos de tanto caos y crisis, como establecer relaciones que cuiden no sólo lo humano o el presente próximo, sino que se piense en todos los seres y los por venir. Por el bien de todxs. Por eso me interesa tanto las relaciones de cura y sanación que podemos establecer con animales, plantas, humanos, con la tierra, con la tecnología. Creo que plantean todo un sistema nuevo. Un sistema de honra, de diferencia, de admiración. De vínculos. De transformación y de emergencia. Emergencia en el sentido de que emerjan relaciones nuevas.

RM: ¿Cómo vas creando el imaginario de tus obras? Me refiero al universo de seres, personajes, tótems, imágenes, símbolos y objetos que incluyes tanto en videos como instalaciones, ¿cuáles son tus referentes?

PD: Creo que mi universo es un estómago que digiere lo aprendido, lo visto, lo escuchado, lo conversado. Las preguntas que tengo y que indago. Es como si mi imaginario fuera una selección muy específica de la vida exterior hecha por mi interior y mis alianzas vegetales. No hay nada que no exista en la realidad en mis videos, pero sí que hay una recombinación, un recableado o un hackeo al código de cómo van coreografiadas las cosas en el mundo real, el mundo capitalista que habitamos.

Eso se combina con una sensibilidad en torno a los otros reinos no humanos. Siempre estoy aprendiendo sobre relaciones entre especies, sobre representaciones del mundo vegetal, sobre personas en alianzas con plantas o animales, rituales, avances científicos en torno a otras inteligencias, crisis medioambientales, como regenerar suelos, a cuidar seres vivos. Historias que me toca escuchar, como por ejemplo de una persona que defendió una vertiente de agua acá cerca de donde vivo, en la cuesta de Nogales, para que no le pasaran la carretera nueva encima. La defendió  hasta que la gente de la empresa lo amenazó a él y su familia, por darte un ejemplo. Me contaron que de la pena casi se tira a la vertiente del dolor de verla tapada por el cemento y ver morir su ecosistema de sed. Esas cosas pasan todo el rato, vivimos en un país de despojo y de gran conexión también. Me gustaría hacer algún día algo sobre esa historia, escribirla, ficcionarla. O el cantor a lo divino en Palquico que le canta a la sequía. Don Juan López, con quien colaboré para el video «La Balada de las Sirenas Secas» en el 2020. Algunas historias me  quedan dando vuelta de manera profunda y esas saltan a las obras. No puedo trabajar con nada que no me haya emocionado anteriormente.

Por otro lado, sobre el cómo se juntan los seres y objetos de mi imaginario, hace ya varios unos años, mi imaginario principal me aparece en mis meditaciones. Llevo años aprendiendo a abrir mi percepción, a ver, a recibir información, y eso me ha activado toda una serie de imaginarios no verbales, no cartesianos, no lineales, que se van colando después a mi obra, como una forma de pensar y hacer. Es un lenguaje, parecido al de los sueños, en donde las cosas se recombinan de otras maneras y muchas de esas imágenes las traslado a las obras después. He tenido grandes maestras en esto.

RM: Tus videos como La Balada de las  Sirenas Secas (2020) surgen de problemáticas socioambientales relacionadas con la lógica extractivista, como la escasez de agua en Petorca y los activistas ambientales, ¿cuál es tu visión de la crisis ambiental que vivimos y cómo crees que al arte puede aportar en estos temas?

Vivimos una profunda crisis sistémica. La crisis medioambiental es brutal. Mi visión personal es que el lucro no puede ser la principal moneda de cambio con la que se tomen todas las decisiones. No podemos seguir consumiendo más de lo que la tierra puede darnos, la tierra necesita sus tiempos para poder regenerarse, no hay recursos ilimitados. No se puede seguir extrayendo linealmente. Las tierras se cansan con tantos químicos, hemos cortado el flujo de las aguas para grandes cultivos o mineras y eso ha afectado todos los ciclos, dejando a humanxs y otras especies en condiciones muy frágiles. Podría seguir días, cada territorio en Chile  tiene su lucha.

Esos videos (Madre Drone y La Balada de las Sirenas Secas) fueron hechos el 2019 y el 2020, años de profundas crisis sociales, políticas y medioambientales. Incendios en el Amazonas Boliviano, en el estallido social, la mega sequía en nuestro país. Es difícil no participar o sentirse afectada, conmovida. En esos momentos hacer esos videos fue mi manera de lidiar con lo que me rodeaba, de tratar de entenderlo, de video-rezarlo.

Creo que lo que puede aportar el arte en estas crisis es un aporte que no es inmediato o tangible, sino que es más a largo plazo; abrir preguntas, abrir imaginaciones, posibilidades, sensibilidades, proponer nuevos mitos que pueden presentar posibilidades nuevas o rutas para entender el pasado, presente, futuro. Plantear preguntas. Otra de las crisis sistémicas que tocan esos videos es la tecnologización de la vida, por ejemplo, muchos artistas se han apropiado de tecnologías como forma de resistencia para pensar en lo común, más que usar las tecnologías para el control o para el lucro. Creo que el arte aporta en dar vueltas las relaciones y abrir posibilidades.Es un aporte intangible la mayor parte de las veces, ya que va directo a la conciencia. Tiene un free pass directo.

RM: En tu obra habitan símbolos e imágenes que remiten al pasado y la sabiduría ancestral junto con la tecnología digital del presente, desde drones a iluminación led y otros circuitos, ¿cuál es la relación de estos dos mundos para ti?

PD: Para mí son diferentes sistemas de conocimiento sobre la realidad, diferentes tecnologías. Algunas orgánicas y otras que llamamos artificiales, todas eléctricas de alguna manera. Herramientas que son proyecciones de nuestros deseos, de visiones de mundo, de relaciones de poder en diferentes momentos de la historia de la humanidad.  Seguimos moviendo energía pero mediante diferentes objetos, el sentido base es el mismo, solo que se manifiesta de diferentes maneras. La tecnología puede ser un android, la telepatía, un dibujo, una piedra que alberga información antigua.

Ahora que empecé mi investigación con la física de partículas en el CERN y estas dimensiones que se mueven más rápido que la luz, me hace pensar en los estados en donde toda la información está junta y disponible. Y eso actúa en lo invisible. Y muchos pueblos antiguos ya saben eso desde hace milenios, solamente que no lo pueden comprobar a través de datos científicos, que es la moneda de cambio de la sociedad actual, los “datos comprobables”.

Entonces estos diferentes sistemas de conocimiento se reordenan en mis proyectos de formas nuevas. Hay una integración de temporalidades en donde muchos tiempos están en juego. En mis obras enlazo mundos y tiempos que se ven como contrarios. Trato re-coreografiar la realidad. Es una reorganización de la realidad porque creo que es mi única forma de vivir, de poder sobrevivir en este sistema. Cambio las prioridades, supongo, para abrir posibilidades y abrir nuevas formas de relacionarme con lo que queda al margen del sistema.

Lo que hace mi obra es enlazar especies y tiempos a través de la emoción que puedan producir. Enlazan al espectador con una especie animal, vegetal o situación específica, por ejemplo, con el tucán ciego, con cierto tipo de flores, con los huesos secos de animales muertos de sed, etc. La obra actúa como una tecnología emocional, que establece lazos, entre el ojo del espectador (y de ahí a sus adentros) y hacia el ser en cuestión, y así se va armando una red de atención y relación a través de humanxs y otras especies en el planeta y a través de temporalidades. Todo puede convivir en mis obras, porque creo que todo convive en la vida también. Tal como un Jarro Pato y un dron, llorando juntos.

 RM: Trabajas mucho con lo que no vemos, las energías y otras formas de percepción, ¿cómo fue tu experiencia en la residencia del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) donde hay un enfoque científico de estos fenómenos? 

PD: Los diez días pasados en el CERN, significaron haber viajado al lugar más lejano posible, en términos físicos y conceptuales. Provocaron tanto una deconstrucción como una actualización de mis nociones de cómo está construida la realidad. Fueron un portal. Si se puede pensar en este lugar -que tienen al Gran Colisionador de Hadrones- como un mito contemporáneo, sería el de una gran máquina colaborativa, anti militar (todos sus resultados son open source) y sanadora (gran parte de las tecnologías radioactivas que inventan se dedican a las terapias de cáncer), dedicada a reformular nuestra historia de los orígenes del universo contemporáneo, a través de la ciencia y sus mediciones exactas. Cada pueblo tiene la suya, esta es la historia de la sociedad moderna. Como hablábamos antes, la moneda acá son los datos comprobables.

La dinámica de la residencia fue muy interesante, ya que junto a Chloé DelaRue, la otra artista seleccionada para Simetría(programa de residencia artística que promueve el diálogo entre artistas y científicos dedicados a las ciencias del cosmos), pudimos ver todo el espectro del proceso que ocurre alrededor de los colisionadores de protones. Desde los aspectos más técnicos hasta los más especulativos.

Visitamos sus fábricas de chips de silicona o donde producen los imanes gigantes que mueven las partículas y los detectores de partículas. Estos laboratorios están inventando nuevas tecnologías para poder responder a las  preguntas que van surgiendo de sus investigaciones. El nivel de precisión y complejidad es algo que nunca había experimentado. Entramos a varios de los experimentos, como ProtoDUNE, un detector de neutrinos, fue como estar adentro de una geometría abstracta (sensación que tuve en varios lugares que visitamos). Fuimos a la  la Antimatter Factory en la que están desarrollando un experimento para desafiar la fuerza de gravedad, y al experimento ISOLDE en donde desarrollan técnicas especializadas para avanzar las terapias de cáncer.

Y por otro lado, tuvimos conversaciones especulativas y filosóficas con físicos teóricos y experimentales como el físico Jeremi Niedzela, el teórico físico Wolfgang Lerche y Michael Dozer, sobre temas como los hoyos negros y sus posibilidades de guardar información, la materia oscura que nos conforma y que no tenemos idea qué es, las capacidades cuánticas de las partículas y nuevas dimensiones y velocidades que están por ser comprobadas. También tuvimos conversaciones sobre los límites entre la IA y la creatividad humana,  los límites del libre albedrío y la determinación biológica y la necesidad de investigar los posibles funcionamientos cuánticos de nuestros cerebros.

Fue una inmersión en el mundo invisible e infinito del aspecto físico de las partículas fundamentales. Eso conllevó expandir mis nociones sobre el misterio, la precisión y sutileza que necesitan para estudiar estas partículas que forman todo lo que existe. Me impresionó profundamente el nivel de abstracción, imaginación, especulación y el pensamiento abierto con que conviven lxs científicxs, al mismo tiempo de trabajar con las máquinas más grandes, precisas y avanzadas que existen hoy en día. La residencia fue un portal, un antes y un después. Volví  llena de vacío y curiosidad y de ahí salté a la selva de Madre de Dios (Perú), a aprender otras maneras de aproximarse a lo invisible, desde tecnologías vegetales. Creo que son puertas para acceder a lo mismo, a la realidad que nos conforma.

Instagram: @patrixdominguez

Sitio web: www.patriciadominguez.cl

Extras:

AQUÍ Entrevista a Amador Aniceto, que trabaja con la planta de visión Ayahuasca en Madre de Dios, Perú. Por Patricia Domínguez.

AQUÍ Entrevista Machi Millaray y Jimena Jerez por Pablo José Ramirez (Extensión Exposición «Rooted Beings» en Wellcome Collection)

AQUÍ Audio de Patricia Domínguez sobre su investigación de lo invisible. Experiencia en el CERN y en la selva peruana junto a Amador Aniceto.

La Matrix Vegetal de Patricia Domínguez: Vivir y crear en alianza con las plantas

Fotografía análoga "Matrix Vegetal" de Patricia Domínguez. Colaboración con Emilia Martín.

La Matrix Vegetal de Patricia Domínguez: Vivir y crear en alianza con las plantas

Fotografía análoga "Matrix Vegetal" de Patricia Domínguez en colaboración con Emilia Martín.

La Matrix Vegetal de Patricia Domínguez: Vivir y crear en alianza con las plantas

Detalle de uno de los tótems que exhibe el archivo etnobotánico de Wellcome Collection ©Wellcome Collection

La Matrix Vegetal de Patricia Domínguez: Vivir y crear en alianza con las plantas

"Crónica vegetal de una muerte anunciada", acuarela en exhibición en la sección Indra's Net de la Feria de Arte FRIEZE en Londres ©Patricia Domínguez

La Matrix Vegetal de Patricia Domínguez: Vivir y crear en alianza con las plantas

Imagen del video "Madre Drone" (2019) ©Patricia Domínguez

La Matrix Vegetal de Patricia Domínguez: Vivir y crear en alianza con las plantas

Imagen del video "La Balada de las Sirenas Secas" (2020) ©Patricia Domínguez

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