Mauricio Lacrampette: Capturando el movimiento invisible del mundo
El trabajo de Mauricio Lacrampette se sitúa entre las fronteras del arte, los nuevos medios, la tecnología y la ciencia, explorando a través de la luz y el registro audiovisual, los elementos del paisaje imperceptibles para nuestros sentidos. Esto como una forma de darle visibilidad a lo oculto que forma parte de la naturaleza, algo que siempre le ha llamado la atención. Sus obras buscan conocer la complejidad de nuestro entorno, generando reflexiones sobre nuevas posibilidades de expresión de la materia y las relaciones entre los agentes humanos y no humanos del paisaje.
Para sus diferentes obras, ya sea en contextos urbanos o paisajes específicos, ha utilizado la luz «como medio inmaterial controlado para alterar el espacio de forma efímera». El mismo diseña estos dispositivos que funcionan con energía solar y proyectores láser, desde punteros a otros que despliegan un plano de luz, haciendo aparecer “alguna fuerza o entidad oculta que influye en el devenir de su entorno”. En su obra Médium fue la geometría del movimiento de una nube que graba todo lo que toca en un paisaje tensionado, en KMNCHK Scan Lab y Nêbula (en conjunto con Sebastián Arriagada), la protagonista fue la camanchaca, fenómeno climático típico de la costa del Desierto de Atacama en Chile, una niebla densa que avanza como un manto desde el mar. Durante dos residencias en la Estación Atacama UC, localizada en el Oasis de Niebla de Alto Patache en la región de Tarapacá, Lacrampette y su equipo lograron registrar la estructura y movimiento de la camanchaca, abordando otra dimensión de este paisaje, más profunda. Los resultados se transformaron en la video instalación «Suspensión/Traducción/Amplificación» en el zócalo del Museo de Bellas Artes para la Bienal de Artes Mediales del año 2019, y luego el video «Nébula» que se exhibió en el festival Ars Electronica.
Sus obras representan su visión del paisaje como un espacio definido por las interrelaciones entre los elementos presentes en el, todos, sea cual sea su forma o estado, incluyendo a los seres no humanos provenientes de la naturaleza, y a los que no, como máquinas y artefactos tecnológicos. Para Lacrampette vivimos en una era postnatural, donde la naturaleza no está separada de la cultura ni de la humanidad, “para mí la realidad es una mezcla de flujos de materia y energía en donde existe una multiplicidad de interconexiones entre la cosas, sin importar si son ‘naturales’ o ‘artificiales’, el ser humano no puede funcionar como especie si niega su contexto”. En esa línea se entiende que una de las motivaciones del trabajo de este arquitecto y artista sea “la desmantelación de la idea moderna de naturaleza”, esto en dos sentidos, explica; «el hacer sentir que se forma parte de la naturaleza junto a nuestra tecnología y luego, hacerle preguntas abiertas a esta gran máquina interconectada”. Y hacerlo a través del arte es una herramienta muy «poderosa» dice Mauricio, que le hace mucho sentido. Al contrario del método científico, está la posibilidad de «hacer preguntas abiertas, sin hipótesis ni resultados esperados, el arte abre expresiones inesperadas de la materia, y justamente eso me hace concebir mi trabajo como una práctica de conexión espiritual en una importante medida”
RM: ¿Cómo abordas el vínculo tecnología –naturaleza? En tus trabajos las máquinas diseñadas nos permiten ver y recrear fenómenos naturales fuera del tiempo y de su territorio.
ML: En mi práctica concibo estas máquinas como dispositivos que abren portales a lo oculto, funcionando como plug-ins que al activarse despliegan nuevos modos de existencia de los fenómenos a los que se acoplan. Mi trabajo Médium tenía ese nombre porque construí una máquina que, por medio de la figura de luz que producía en la noche del desierto, vinculaba varios aspectos del paisaje mediante una sola operación estética; generando un ensamble que se hacía evidente a través de esta figura de luz, modulando un encuentro específico entre los agentes que modelan el paisaje en el que se realizó. Este conjunto de agentes podría considerarse una cualidad, carácter o «espíritu del lugar» (los romanos lo llamaban “genius loci”), por lo tanto esta máquina funcionaba como un médium para la manifestación del espíritu del lugar. El KMNCHK ScanLab funciona en el mismo lugar, con el mismo principio tecnológico y con la misma lógica de usar la niebla como medio, pero esta vez con el objetivo de visualizar el comportamiento espacio temporal de la niebla a una escala de observación humana. Ambos proyectos usan luz solar para luego traducirlo en láser y proyectarlo durante la noche sobre la niebla, creando así un loop que devuelve la energía al mismo campo de interrelaciones del cuál fue tomada, acoplándose al ecosistema en el que se inserta y ampliándolo y registrándolo, al mismo tiempo.
RM: ¿Cómo fue el desarrollo del KMNCHK ScanLab?
ML: El KMNCHK ScanLab surgió a partir de la idea de escanear la niebla y obtener una imagen de su movimiento interno, para lo que diseñé un dispositivo que despliega un plano de luz para iluminarla en sección e invité a Sebastián Arriagada a trabajar conmigo para fotografiar estas secciones, entonces en conjunto nos convertimos en un laboratorio de escaneo de niebla. En el 2019 nos adjudicamos un fondo para realizar el proyecto, sumamos al equipo a Felipe Cisternas con el objetivo de tener un encargado de bitácora y en septiembre de ese año hicimos nuestra primera residencia en la Estación Atacama UC, localizada en el Oasis de Niebla de Alto Patache, en la región de Tarapacá. Durante esta residencia fuimos desarrollando una forma bastante intuitiva de ejecutar el proyecto, permeados por la experiencia del lugar y sus ritmos. La deriva fue muy importante ya que caminando fuimos reconociendo el paisaje y le dimos una escala. Durante estas derivas fuimos haciendo pruebas fotográficas y descubriendo hitos, e identificamos dos estaciones meteorológicas que monitorean el pulso de la niebla en el lugar. Finalmente hicimos varias series de 1 minuto de niebla (1 foto/seg) en las coordenadas de las dos estaciones meteorológicas encontradas, construyendo un cuerpo de imágenes georeferenciado y vinculado a los datos atmosféricos generados por estas. Los resultados de esta residencia los expusimos mediante una video-instalación en la 14 Bienal de Artes Mediales. El 2020 la plataforma PRISMA nos invitó a formar parte de una curatoría para el festival Ars Electronica, la que terminaron adjudicándose y posibilitando que viajáramos de nuevo a Alto Patache, en plena pandemia, esta vez con el objetivo de registrar el movimiento de la camanchaca atravesada por un láser, en video. El resultado de esta segunda residencia es la pieza audiovisual Nêbula.
RM: En el proyecto Nêbula, ¿qué reflexiones querían plantear respecto al paisaje?
ML: Nêbula es un ejercicio de conexión íntima con el paisaje de Alto Patache a través de la camanchaca, que funciona como una interfaz que media múltiples relaciones socioecológicas entre distintos agentes como el mar, la atmósfera, la radiación, el plástico, las diatomeas, los líquenes, la humanidad, el tendido eléctrico de alta tensión, los animales no humanos de la zona y los aparatos de medición científica. Nêbula muestra cómo el KMNCHK ScanLab se acopla al sol y al pulso del paisaje para cargar sus baterías y desplegar una hoja de luz en la oscuridad de la noche para hacer aparecer la geometría del movimiento interior de esta masiva y dinámica entidad que es la camanchaca. Mediante el registro de esta especie de ritual de apertura, Nêbula nos muestra que el paisaje no es algo fijo, ni el tiempo es lineal, y que ambos fluyen en múltiples velocidades, escalas y direcciones simultáneas, mostrando la realidad multidimensional de aquello que llamamos paisaje.
RM: ¿Qué rescatas de tu experiencia de trabajo interdisciplinaria? Por ejemplo, en Nêbula donde hay una creación que involucra arte, ciencia, geografía.
ML: Al trabajar desprejuiciadamente, sin pararse con demasiada firmeza desde una disciplina específica, uno se vuelve mucho más abierto a otras formas de conocimiento, entonces surge una disposición a relacionar libremente ciertos conceptos y técnicas que creo que no existiría si estuviera más preseteado por la academia y sus constructos. Al menos ese es mi caso, lo que hace que el contexto disciplinar en el que más cómodo me siento es justamente el área de los nuevos medios en el arte, la que por definición habita una ambigüedad que la hace muy propensa a lo transdisciplinar. En ese sentido, visitar la Estación Atacama UC para realizar Nêbula, fue una especie de validación de mi forma de trabajar, porque tuve conversaciones muy reveladoras con biólogxs, geógrafxs y matemáticxs sobre la niebla, además del equipo del KMNCHK ScanLab, que estaba conformado por un cineasta, un antropólogo y un arquitecto, y estas conversaciones nutrieron mucho el proyecto. Me parece importante seguir abriendo la discusión científica al ámbito estético y viceversa. El arte, sobre todo en sus cruces con la ciencia y tecnología, tiene la capacidad de generar un nuevo territorio de existencia de los problemas. De esta forma es posible abrir un problema disciplinar a otros ámbitos para explorar nuevas reflexiones, subvertir los métodos y especular creativamente en torno a posibilidades de hacerse cargo.
RM: ¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Tienes interés en abordar nuevas temáticas o paisajes?
ML: Tengo algunos próximos proyectos y son todos en distintos entornos espaciales. Uno de ellos consiste en hacer traducciones sonoras de datos atmosféricos tomados en distintos lugares del territorio chileno, continuando la misma lógica de hacer sensible algo que no tiene cuerpo, información en este caso, pero traduciéndolo a sonido. El otro es un proyecto de arquitectura del paisaje en un emblemático conjunto habitacional de Santiago en el que la temática será la revitalización de los espacios comunes, a través de operaciones tácticas que incluyen un conjunto de intervenciones livianas y la puesta en valor de la flora nativa por sobre algunas costumbres obsoletas de hacer paisaje. También estoy trabajando en la producción de los escaneos de niebla hechos por el KMNCHK ScanLab en formato impreso.