Revista Materia
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Rafael Freyre: Explorando la complejidad del territorio

PorKarla Riquelme Vargas 21 octubre 2021

Exposición "Ecosistemas del Agua" ©Juan Pablo Murrugara

Rafael Freyre, arquitecto, artista y diseñador peruano, aspira a que cada uno de sus proyectos se fusione con el paisaje y el territorio local. Desde su estudio realiza una práctica ampliada y colaborativa, con un equipo multidisciplinario (artistas, diseñadores, creadores y artesanos), que incorpora a las comunidades locales y se centra en explorar los distintos ecosistemas del Perú y su sostenibilidad, sus costas pedregosas, humedales, sierras, desiertos y selva. En cada lugar pone en valor la biodiversidad de la zona y las prácticas culturales históricamente asociadas a ella, rescatando elementos naturales, -la materia es muy importante-, tanto vegetal como geológica. Ha trabajado con fibras naturales como junco, enea y totora para sus proyectos arquitectónicos y de diseño (como lámparas), piedra ónix para objetos utilitarios e interiorismo, o bien tierras, arcillas y arenas locales para fabricar revestimientos y ladrillos.

Su investigación implica un rescate y redefinición de las prácticas y técnicas tradicionales que se relacionan a la sostenibilidad del territorio, planteando la pregunta sobre la continuidad entre los procesos naturales y la construcción del hábitat. Muchas veces estas prácticas provienen de las culturas indígenas presentes en esas zonas desde hace miles de años, que están indiscutiblemente unidas al territorio y sus ecosistemas. Por ejemplo, la instalación “Ecosistema del Agua” realizada junto a la artista Ana Teresa Barboza, que ganó el Premio Nacional MAC Lima Arte e Innovación (2019), fue un reflexión en torno al agua desde las técnicas indígenas para su utilización.

Su innovación va de la mano de la tradición, diseñando nuevos materiales, revestimientos u objetos a partir de tecnologías ancestrales o materiales locales. Por ejemplo, para MIL Centro, proyecto gastronómico del chef Virgilio Martínez, emplazado en el Valle Sagrado de los Incas al borde del Complejo Arqueológico de Moray, incorporaron tierras, fibras y minerales locales, rescatando la técnica del tejido de Ichu (un tipo de pasto) para su techo, labrado de piedras por artesanos locales para escaleras y una investigación de materiales locales para lograr hacer revestimientos de adobe y barro de colores, empatando los tonos del paisaje.

Su entendimiento de la obra, ya sea arquitectónica o artística, parte en la necesidad de volver a la naturaleza donde se encuentra la identidad primaria, de volver a esta biodiversidad que es lo natural, desde la geología y el paisaje, alejándose de la arquitectura generalizada de las ciudades. En esta entrevista profundizamos sobre su visión del territorio, sus procesos y las bases que sustentan el trabajo que realiza en su estudio:

RM: Tu visión del territorio implica su biodiversidad, pero también su riqueza cultural y antropológica, ¿de dónde viene tu interés por el territorio? y ¿cómo se fue desarrollando tu visión respecto a él?

RF: Viví algunos años fuera del Perú, y entendí que el territorio no sólo era un fenómeno físico, sino que además era una serie de relaciones y vínculos que uno establece. Cuando eres extranjero, por un lado intentas adaptarte, a veces olvidar, y por otro intentas reconstruir los lugares que habitaste a través de narrativas, ficciones e imaginarios. La investigación que desarrollé en Rotterdam estuvo enfocada en el fenómeno de la migración y la reconstrucción subjetiva del territorio. Leía en esa época a Edouard Glissant, su libro Poetics of Relation, interesado en ideas como la errancia, la identidad, el mestizaje y el multiculturalismo. En paralelo era la época en que Europa cerraba sus fronteras y establecía políticas muy duras a migrantes de África y los Países Árabes.

Regresé al Perú con la idea de viajar a esos paisajes imaginarios que habían regresado siempre en mis recuerdos cuando viví en el extranjero. Muchos de ellos eran las playas pedregosas de la costa de Lima y sus acantilados. Cuando estuve allí me pregunté de dónde venían y como se formaba este paisaje rocoso. Intuía en ese momento que debía visitar algunos ríos de la costa. Allí pude observar como a través del flujo del agua y la pendiente tan pronunciada de los Andes se había llevado a cabo un proceso de sedimentación:  diversos fragmentos de rocas y capas de tierra provenientes de distintas alturas descendían y se asentaban en la partes bajas durante miles de años. A partir de esta mirada de los procesos geológicos, he desarrollado muchas obras en los últimos años.

Cuando construí mi primera casa, en Azpitia, a 10 kilómetros de la costa, trabajé con artesanos que a orillas del mar sacaban la tierra y fabricaban ladrillos artesanales. Mi idea inicial era que la casa debía ser construida íntegramente con la misma tierra del lugar, con su especificidad material. Pero fueron los artesanos que me explicaron que esas tierras arcillosas que ellos utilizaban provenían de deslizamientos, lo que en el Perú llamamos «huaycos». Eso me permitió observar lo dinámico y complejo de lo que llamamos territorio. Me encontraba en realidad construyendo una casa en la costa con una mezcla de la tierra arcillosa de los Andes y arena del desierto .

 

Rafael Freyre: Explorando la complejidad del territorio

Ladrillos de techo © Estudio Rafael Freyre

Rafael Freyre: Explorando la complejidad del territorio

Mapa de Suelos Nº3 © Estudio Rafael Freyre

RM: En su estudio se escapan de lo que llaman «arquitectura genérica» para realizar una «arquitectura de lo diverso» o más bien lo biodiverso, con integración del paisaje natural local. ¿Nos puedes explicar las bases de esta arquitectura de lo diverso que ustedes practican?

RF: Cada lugar tiene sus propios paisajes, climas, plantas, suelos, animales, condiciones de vida muy particulares, donde los organismos se adaptan y coexisten. Cada territorio tiene además sus propias historias, ficciones, tradiciones y memorias. Mientras la naturaleza y la cultura tienden a la transformación y diversificación, el hábitat que estamos construyendo es cada vez más estático y genérico, desconectado de la especificidad de cada lugar, de los ciclos y movimientos naturales, sociales y culturales.

RM: Dentro de sus proyectos cuentan con colaboradores estables y además hacen un trabajo colaborativo con las comunidades locales de los distintos territorios, ¿cuál es el aporte de esta forma de trabajo? ¿tienen una metodología especial?

RF: Imagino las obras como grandes esfuerzos colectivos, el resultado de la unión de muchas fuerzas. A partir de la interacción entre organismos humanos y no humanos se crea un tejido colectivo. Cuando llegas a un lugar lo más importante es crear un vínculo profundo con las comunidades, sus tradiciones, imaginarios y ecosistemas. A partir de estas relaciones se establecen intercambios que harán que el proyecto sea sostenible social y ambientalmente en el tiempo. Por ello considero los territorios como tejidos colectivos.

RM: Su innovación se basa en el rescate de materiales locales, el diseño de nuevos materiales a partir de la biodiversidad del territorio y la reinterpretación de tecnologías ancestrales tanto para arquitectura, el diseño de objetos o proyectos artísticos, ¿cuál es el objetivo de trabajar así?

En el estudio entendemos por tecnología tanto a un tejido hecho a mano en fibras de junco o totora, así como un dispositivo electrónico. Nos preguntamos cuáles son los procesos que tienen detrás y su posible reciclaje futuro, los orígenes de sus materiales y el impacto social y ambiental que generan. Imaginamos un futuro donde distintas tecnologías antiguas y contemporáneas se complementen y coexistan, como capas de tiempos diversos que generen una nueva geología.

RM: La práctica que mantienen en el estudio es multidisciplinaria, integrando arquitectura, diseño y artesanía, ¿cómo se potencian sus proyectos con estas disciplinas integradas?

RF: Los proyectos que desarrollamos plantean colaboraciones entre prácticas muy diversas: artistas tradicionales y contemporáneos, diseñadores, arquitectos y creadores que utilizan distintas tecnologías tanto manuales y digitales. Las distintas visiones enriquecen los proyectos, le dan mayor complejidad y finalmente se complementan. El estudio que tenemos en Lima lo hemos concebido como un espacio abierto y heterogéneo para la experimentación y producción, un espacio interdisciplinario que pueda integrar diversas expresiones culturales.

Rafael Freyre: Explorando la complejidad del territorio

Cubo Mapas de Suelo © Estudio Rafael Freyre

Rafael Freyre: Explorando la complejidad del territorio

Exposición "Ecosistemas del Agua", MAC Lima © Estudio Rafael Freyre

Rafael Freyre: Explorando la complejidad del territorio

Exposición "Ecosistemas del Agua", MAC Lima © Estudio Rafael Freyre

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