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Sasha Costanza-Chock: El diseño justo como una herramienta de liberación colectiva

PorKarla Riquelme Vargas 17 noviembre 2022

Portada libro "Design Justice: Community-Led design practices to build the worlds we need" de Sasha Costanza-Chock Ph.D.

Para la académica, investigadora y activista trans, Sasha Costanza-Chock (Ph.D.), el diseño, poder y justicia social van unidos, por el rol que el diseño juega en perpetuar o desafiar la desigualdad estructural del sistema en que vivimos. En su visita a Chile por el Mes del Diseño, Sasha realizó una serie de actividades que incluyeron talleres y una charla abierta en la Escuela de Diseño UC donde habló sobre el enfoque del Diseño Justo, «un marco de análisis para todos los procesos de diseño”, que busca rediseñar las prácticas del diseño, centrándose en poder dar voz, representar y satisfacer los deseos y necesidades de las comunidades usualmente marginadas por la estructura social del sistema capitalista. El diseño justo quiere apoyar la construcción de un mundo que abrace la diversidad y se beneficie de ella, vinculando el diseño a «luchas más amplias, como la liberación colectiva y la ecología sostenible». 

En su libro “Diseño Justo: Prácticas comunitarias para construir los mundo que necesitamos” publicado por MIT Press, Sasha recoge experiencias reales de comunidades organizadas de diferentes movimientos sociales donde el diseño de sistemas tecnológicos, medios de información y comunicación y otros objetos y sistemas no cubren las necesidades de estas comunidades, feministas, personas no-binarias transgénero,  inmigrantes, activistas sociales, etc. En cada caso  va contando sobre las prácticas del Diseño Justo que propone un co-diseño dirigido por la comunidad, descentralizando el rol del diseñador, trabajando en conjunto, escuchando, compartiendo herramientas de diseño, conociendo y dando más poder a los usuarios, entre otras. 

El punto de entrada de Sasha Costanza-Chock al diseño se dio a fines de los 90 y principios de los 2000, cuando comenzó a colaborar con la red Indymedia en los inicios de Internet, que entonces era de acceso público pero no masivo, “eran los centros de medios independientes, una red internacional de activistas, hackers, feministas, gente trabajando con diferentes movimientos sociales. Nosotras decidimos buscar la manera de apropiarnos de esa nueva red informática para formar una red internacional de comunicación (y publicación abierta) desde abajo, desde perspectivas marginales de los medios masivos a través del software libre”.

En ese momento el mundo era distinto, para publicar Sasha tuvo que aprender código HTML, a programar y a operar con servidores independientes, así comenzó a co-diseñar medios digitales -y a darse cuenta de su poder-. Indymedia se convirtió en una red muy fuerte de contrainformación, “fue muy exitoso, difundimos en más de 120 centros de medios independientes en países de todos los continentes del mundo” y se convirtieron en el antecedente de las redes sociales actuales.

Luego de eso Sasha inició un camino académico donde esperaba unir su trabajo en el activismo social en la comunidad trans y otros movimientos sociales con la teoría, como investigadora desde la comunicación, los medios, la tecnología digital y los sistemas de diseño colaborativo. Hoy es asociadx del Centro de Internet y Sociedad Berkman-Klein en la Universidad de Harvard. y ha sido académica del MIT (donde formó la laboratorio diseño colaborativo) y la Northeastern University. También ha trabajado en iniciativas independientes como la Liga de Justicia Algorítmica donde fue Directora de Investigación y Diseño por dos años y actualmente es Miembro del Comité Directivo de la Red de Diseño Justo (Design Justice Network), donde diseñadores, creativos, comunicadores, artistas y otros profesionales alrededor del mundo están rediseñando las prácticas del diseño.

Conversamos son Sasha sobre su visión sobre el Diseño Justo, la importancia de esta disciplina en la reproducción de la desigualdad estructural, así como de los sistemas tecnológicos e informáticos que van moldeando la sociedad y también pueden replicar o mejorar la representatividad y participación de las comunidades o movimientos sociales marginados.

RM: Tu libro se llama “Diseño Justo”, quería partir por aclarar conceptos, ¿qué es para ti la Justicia y cómo el diseño puede aportar a lograrla?

SCC: Cuando hablamos de justicia, para mí y la gente con que estamos trabajando en la Red de Diseño Justo, no es necesariamente en términos jurídicos, estamos hablando del largo proceso de deshacer el sistema de pensamiento único que a través del sistema de colonización europeo se ha impuesto a fuerza en casi el mundo completo durante los últimos quinientos años. Este trae al sistema capitalista, patriarcal, heteronormativo, cisnormativo y europeo (sobre lo indígena) y quiere convertir un mundo de multiplicidad, quiere convertir el pluriverso y la fabulosa diferencia de todas las futuros humana/os y las especies no humanas, hasta la misma madre tierra, en solamente una cosa; una cultura monolítica, un sistema de economía que solamente responde a los deseos y necesidades de un sector de la población muy muy pequeño y que quiere reducir esa diversidad fabulosa a una monocultura que es bastante aburrida y que no se sostiene, porque a través de ese sistema se está destruyendo completamente el planeta Tierra. Entonces justicia será el deshacer de la imposición de ese sistema para abrir espacio para un mundo donde quepan muchos mundos.

RM: ¿Cómo se une tu relación con movimientos sociales y el activismo transgénero con la tesis de tu libro “Diseño Justo”?

SCC: Mi punto de entrada al diseño fue a través de Indymedia con el diseño de plataformas de información alternativa, aprendí código, a programar, aprendí sobre el software libre y empecé a trabajar en redes de hackers feministas y hackers alineados con varios movimientos sociales y ahí me di cuenta del poder de co-diseñar herramientas digitales. A nivel teórico lo que plantea mi libro “Diseño Justo” es una revisión o un análisis de la teoría de diseño y de los posibilidades de interacción (affordances) de los objetos y las interfaces en un mashup, en una combinación con teoría transfeminista, anti-racista, anti-capitalista que viene de los movimientos sociales y un intento de combinar esos dos campos en una conversación sobre cómo podemos imaginar diseño como una herramienta de liberación y una herramienta con la cual podemos ir deshaciendo el sistema de matriz de dominación.

Sasha Costanza-Chock: El diseño justo como una herramienta de liberación colectiva

Sasha Costanza-Chock en su visita a Chile ©Felipe Díaz

Sasha Costanza-Chock: El diseño justo como una herramienta de liberación colectiva

La importancia delas narrativas para el Diseño Justo y conocer para quién se diseña. Zine nº1 de Design Justice Network.

RM: ¿Cómo se diferencia el diseño participativo del diseño justo?

SCC: En el campo del diseño hay una tendencia de hacer proyectos de diseño participativo, pero donde casi todo el control queda en manos de la diseñadora y de la institución de diseño desde donde viene. Normalmente este tipo de proyecto el diseñador llega como experto, con algunos recursos, selecciona gente de alguna comunidad marginada para trabajar en un proyecto de diseño participativo. Es como, “voy a recibir ideas de ellos, acoger esas ideas y las voy a convertir en un producto, un objeto, un diseño gráfico, un software”, y después realmente, ¿qué recibe la comunidad? Muchas veces no reciben mucho en el intercambio. Se puede decir que diseño participativo puede ser muy extractivo.

En cambio, Diseño Justo es una mirada diferente que propone el rol de la diseñadora puede estar más en servicio de una comunidad ya organizada, una comunidad que tiene ideas, propuestas y deseos y que quieren diseñar algo. Puede ser un espacio físico, como una casa popular en medio de la comunidad, una campaña gráfica o un software para resolver intercambios fuera del mercado que tienen dentro de la comunidad. Puede ser cualquier cosa, pero en este contexto, la diseñadora puede acercarse a un grupo organizado dentro de una comunidad o movimiento social y decir yo soy tal persona, tengo ciertas herramientas que conozco y me gustaría trabajar con ustedes y estoy a su servicio. Entonces la diseñadora se descentraliza un poquito, no es la que dirige necesariamente el proyecto, es más bien una persona que tiene ciertas destrezas y herramientas, pero también los miembros de la comunidad, que tienen experiencias vividas y más. Entonces si nos sentamos en una mesa más horizontal podemos inventar muchas cosas muy bellas que reflejan los deseos y necesidades de dicha comunidad y movimiento.

RM: ¿Cómo y dónde crees que es importante sembrar esta semilla de cambio de las prácticas del diseño? 

SCC: Creo que hay que sembrarla en todos lados. Número uno hay que educar sobre cómo funciona la matriz de dominación, de capitalismo, supremacía blanca, patriarcado y el colonialismo, los estudiantes tienen que tener esa base de conocimientos de cómo funcionan las estructuras de poder para que puedan pensar cómo utilizar las herramientas del diseño que están aquí estudiando para construir otros mundos. Eso es abstracto, pero a nivel concreto creo que las escuelas de diseño deben tener laboratorios o cursos de co-diseño, diseño justo y diseño participativo, donde los estudiantes puedan tener una experiencia de cómo es y qué significa trabajar como diseñadora en comunidad, con todos los recursos de la institución, pero orientada a dar al estudiante la experiencia de qué significa empezar con escuchar y no hacer una proyecto extractivo. Por ejemplo, firmar acuerdos antes de que empiece el proyecto de qué va a pasar con el producto del diseño, estar bien claros sobre para quién va a ser ese objeto diseñado y cómo va a circular en el futuro, y si hay algún producto que sale al otro lado del proceso, quién lo va a controlar en el futuro, yo diría que debería ser la misma comunidad, o por lo menos debería ser compartido.

RM: ¿La comunidad debería participar en el proceso completo del producto? ¿Cómo sería lo que propones como práctica comunitaria de diseño (community led-practice)?

SCC: Sí, porque el proceso de diseño no empieza solamente cuando ya nos sentamos en la computadora o a prototipar, empieza antes, cuando ya estamos definiendo el área de trabajo, los términos del problema, por qué estamos aquí, qué es lo que queremos resolver. No es como que la diseñadora llegue y diga, “yo sé que lo que ustedes necesitan es bajar la violencia de género”, puede ser que sí, claro que eso es muy importante, pero puede ser que en ese momento la comunidad diga, “sí, pero para que eso pase primero necesitamos comer, entonces la primera cosa que tenemos que hacer es asegurar la soberanía alimentaria”, siempre depende del contexto y ese es el punto.

RM: Mencionas que el diseño justo puede ayudar a sostener la supervivencia ecológica, ¿cuál es su rol en esta crisis socioclimática que vivimos?

SCC: Para sobrevivir la crisis socioclimática está claro que tenemos que rediseñar casi todo en el mundo actual porque hemos diseñado sistemas de producción, circulación de basura, un sistema mundial de consumo rápido, de transportación muy lejana, de energía no renovable, entonces en este momento tenemos que poner todo el esfuerzo posible en rediseñar todos los sistemas, estructuras, objetos, las ciudades, el transporte, etc. El diseño tiene un rol muy importante en esa transición y el diseño justo puede ser un enfoque a usar para hacer el diseño de la transición a una economía solidaria y ecosustentable.

Diseño informático y desigualdad: el problema de los algoritmos

RM: En esta época donde la tecnología está presente en casi todos nuestros sistemas y medios, se habla de desarrollar una IA más responsable y ética, ¿cuánto influye el diseño de algoritmos en la reproducción de la desigualdad social? 

SCC: Estamos en el momento del algoritmo, donde hay algoritmos regulando la información que recibimos y produciendo nuestros feeds en los medios sociales, pero también los gobiernos van adoptando los sistemas algorÍtmicos como herramientas para su eficiencia. Bajo la vista neoliberal si yo soy un gobierno lo que quiero es despedir la máxima cantidad de gente posible para que los departamentos vayan disminuyendo, entonces si puedo tener acceso a un sistema de toma de decisiones automatizadas, voy a comprar ese sistema para reducir el número de personas trabajando con el Estado. Pero, ¿quién está desarrollando ese sistema? ¿Cuáles son las bases de datos que están usando para entrenar los modelos que toman las decisiones y que evalúan a la gente?

En términos del acceso de crédito ahora a todos nos están evaluando sistemas algorítmicos que están decidiendo si somos personas buenas que podemos recibir crédito o no. Cuando vamos a buscar trabajo, muchas empresas están usando sistemas algorítmicos para evaluar los curriculums que estamos mandando para automáticamente descalificar o calificar las personas para una entrevista real con un ser humano. Entonces si ese sistema tiene sesgos, por ejemplo, si han hecho un modelo basado en la idea de que solamente la gente que tiene el nombre de una universidad de excelencia puede ser una persona para trabajar aquí, entonces ese sistema empieza a automatizar la injusticia social. Porque en vez de una persona revisando la información disponible y tomando decisiones, que igual pueden ser muy o racista, o clasista o sexista, por lo menos puede decir, “mira, aunque ese curriculum no tiene exactamente lo que yo esperaba, si podría funcionar, vamos a entrevistar a la persona”. En cambio, un sistema algorítmico que está basado en reglas muy fijas no va a tener esa empatía.

RM: ¿Qué propuestas hay en el diseño informático y el desarrollo de IA para asegurar un diseño más igualitario o justo?

SCC: Depende del sector que estamos discutiendo. Si hablamos de los algoritmos informáticos que regulan el consumo de información a través de las redes sociales hay muchas propuestas. Por ejemplo, una es ya no participar en sistemas de medios sociales que están manipulando el consumo de información a través del contenido que Mark Zuckerberg cree que queremos ver, en cambio ir a redes alternativas como es Mastodon o los sistemas del dicho Fediverse (“federación”de servidores independientes interconectados), sistemas descentralizados de redes sociales controladas por el pueblo y por la gente, que no usan algoritmos de recomendación, sino simplemente te muestran el último post de la gente que sigues, no hay intento de manipular ni de poner frente de ti contenidos pagados, sino que da más control a las personas. Otra posibilidad es que en las redes sociales podemos dar más poder a las personas en cambiar cómo funciona el algortimo, por ejemplo , si hoy quiero estar en mi cuenta de Twitter y ver solo contenido feminista porque estoy harta de los machitrolls, entonces puedo tener un slider o un componente de interfaz que me permita ver solo contenido feminista.

RM: ¿La vía sería empoderar a los usuarios desde el diseño del medio?

 SCC: Exacto, más poder a la gente. Si hablamos de algoritmos del Estado ahí tenemos que tener regulación. Gente en las cámaras de representantes que sepan cómo funcionan esos sistemas para decirle a las empresas que no pueden usar algoritmos con mucho sesgo de género o raza y, es más, que si lo hacen van a recibir multas y si lo siguen haciendo pues no podrán competir en el mercado o tener contrato con el Gobierno, porque vamos a buscar formar este tipo de sistema de manera mucha más justa. Necesitamos nuevas leyes, nuevas instituciones regulatorias y una población mucho más concientizada de cómo funcionan esos sistemas para que podamos rechazar los sistemas cuando no nos están funcionando o cuando no son justos. Y todo eso hay que diseñarlo.

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