El diseño con ideales de Hella Jongerius
La destacada diseñadora holandesa fue una de las pioneras en volver a introducir los procesos artesanales a la producción industrial, combinando tradición y tecnología, para generar objetos más “humanos”, con detalles únicos que logren conectar con los usuarios y aportar a su vida cotidiana. Para ella el valor de los objetos está en su unicidad, en ese detalle no tan perfecto, donde se puede ver la mano del diseñador, como diseñadora de productos ha intentado durante toda su carrera hacer cambios en la industria y sus procesos desde dentro, cuestionando técnicas, formatos y materiales. Desde una vajilla (B – Set) para Royal Tichelaar Makkum (empresa cerámica holandesa), que fue quemada a una temperatura más alta intencionalmente para que se produjeran pequeños detalles al diseño de un clásico para VITRA, el sofá Polder, el que tiene cojines asimétricos, de colores levemente distintos, incluso algunos botones que no combinan, para producir una sensación de familiaridad, de un sillón usado.
Eterna exploradora, fundó en el año 1993 su estudio Jongeriuslab (hoy en Berlín) desde donde conduce investigaciones sobre textiles, materialidades y color, con las que logra dar una nueva vida a distintos objetos y espacios, ya que para ella dar una nueva capa, o una nueva “piel” a los objetos ya es un nuevo diseño. Cuestiona mucho la obsesión por crear algo nuevo y la producción sin sentido. Más vale mirar la riqueza y la potencialidad de lo que ya está hecho, y crear desde allí, utilizando las tecnologías industriales del presente.
Hella lleva el diseño como una activista, ya que para ella esta disciplina no puede escapar su responsabilidad social, tanto en la forma en que el diseño media entre las personas y su realidad y los efectos de la producción en el ecosistema. En su estudio crean nuevos prototipos textiles, objetos o paletas de colores que luego aplican en los productos de sus clientes. Ha tenido largas colaboraciones con empresas como IKEA, Maharam (textiles), VITRA (donde ha sido la directora de arte de textiles y superficie por años) y ha trabajado con KLM (diseñando la cabina) o las Naciones Unidas (rediseño lounge).
Además, se ha interesado por difundir su visión del diseño a través de libros, “No tengo un color favorito”, en relación a sus procesos y experimentos con el color y el manifiesto “Más allá de lo nuevo: Una búsqueda de ideales en el diseño”, en colaboración con Louise Schouwenberg, teórica del diseño y directora del Máster de Diseño Contextual en la Academia de Diseño de Eindhoven, que marcó un hito. Fue lanzado durante la Semana del Mueble de Milán en el año 2015 y aunque mucho ha cambiado desde entonces, hace sentido hasta el día de hoy. Es un llamado a los diseñadores a hacer un cambio de foco, recordando los valores de la profesión, calidad para la mayoría y un diseño centrado en la relación con el usuario y su contexto, más que del producto en sí mismo. “El diseño requiere una investigación constante de nuevos lenguajes, una batalla contra las presuposiciones, un empuje de los límites y el refinamiento continuo de las respuestas a preguntas fundamentales, como ¿Qué puede agregar el diseño al mundo de la abundancia? y ¿Qué es la funcionalidad en el aquí y ahora?”.
Dentro del texto proponen recordar el valor de lo estético para comunicar con los usuarios y alcanzar distintas capas de significado desde las cualidades táctiles y expresivas de los materiales; apreciar los logros de la industria y su mayor potencial de llegar a más gente con productos de alta calidad, aprovechando nuevas tecnologías y formatos digitales; reexaminar lo que ya existe, estudiar los clásicos, los archivos, para no crear desde cero sin sentido, “¡Cuánto potencial sin explotar siguen teniendo los materiales, los colores, las funciones y las formas!”; preocuparse por la vida futura de los productos, integrando reparación y mantención a su ciclo de vida, haciendo alusión a la economía circular y la sustentabilidad.
Las obras y objetos de Hella Jongerius hace tiempo traspasaron los estantes de sus clientes y están presentes en colecciones de importantes museos del mundo como MoMA en Nueva York, Museo Albert y Victoria en Londres o el Centro Pompidou en París. Su última exposición “Cosmos tejido” la realizó el año pasado en el Museo Martin Gropius Bau en Berlín. Aquí a través de varias salas revaloriza tanto el hilo, la materialidad y el tejido como una práctica cultural que está presente desde los orígenes del mundo, una técnica que ha acompañado a las culturas como herramienta práctica y sagrada, donde todo se inicia a partir de un hilo. A través de tejidos, telares e instalaciones, con lanas e hilos en diversos formatos, Jongerius abarca la relación de la materia prima y el tejido con temas como la espiritualidad, los ciclos astronómicos, la naturaleza, la vivencia de las cuarentenas, entre otros.
Por su constante innovación en el área del diseño, traspasando límites, técnicas, pero sin perder su enfoque humano, en 2021 Hella Jongerius recibió el BNO Piet Zwart Award 2021 (Holanda), «por su excepcional trayectoria y su gran aporte para las actuales y futuras generaciones de diseñadores».