Revista Materia
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Laboratorio de biofabricación UC: Todo sobre los hongos

PorKarla Riquelme Vargas 31 mayo 2022

Parte del equipo del Biofab UC en terreno en Tierra del Fuego ©Fernan Federici

Así como los hongos trabajan en red a través del micelio, el Biofab de la UC se fue armando por una red de personas con intereses y visiones en común, una fascinación por el reino fungi, por conocer sus propiedades y sus posibilidades para crear biomateriales que aporten en la crisis ambiental y productiva que vivimos. Desde una mirada crítica al sistema productivo actual buscaron en la naturaleza alternativas para desarrollar un futuro más sustentable, desde sus diferentes profesiones el diseño, la arquitectura y las ciencias biológicas. Sebastián Rodríguez, diseñador industrial, académico e investigador de la Escuela de Diseño y de Arquitectura UC, es parte del equipo fundador del Biofab, llegó por su especial interés en los materiales fabricados a partir de desechos y desde los hongos. En 2016 fue invitado por el profesor Fernán Federici a hacer un taller en un Workshop sobre Biodiseño en la Facultad de Arquitectura de la UC, luego de conocerse en un curso de la Fundación Fungi. Ese fue el punto de partida para ir conociendo a quienes integrarían el laboratorio. «En el 2018 tuvimos el primer viaje a Tierra del Fuego a colectar hongos que podían servir para realizar biomateriales con el grupo inicial, los arquitectos Catalina de Pablo, Aníbal Fuentes y el profesor Francisco Chateau”, cuenta.

Desde entonces el Biofab UC se ha convertido en un centro de investigación e innovación en biomateriales centrado en el trabajo con hongos (principalmente los que descomponen la madera) y son uno de los referentes en biofabricación en Chile y Latinoamérica. Rodríguez cuenta que tienen una línea de investigación más dura, otra de producción de biomateriales y de diseño especulativo, que desarrollan en cursos con la Escuela de Diseño y de Arquitectura de la Universidad Católica. En estos años han logrado realizar textiles a base de hongos, prototipos de paneles acústicos, tipos de recubrimientos y packaging y, además, han desarrollado un gran cuerpo de conocimiento en torno a las características de los hongos; físicas, de comunicación, reproducción, mecánicas y de adaptación en otros medios. La tecnología también es parte del trabajo que realizan, creando y produciendo el equipamiento necesario para la fabricación de sus biomateriales.

Hablamos con Sebastián Rodríguez sobre la visión del Biofab UC, que recorre todo el proceso del biodiseño y sus nuevos proyectos en el desarrollo de nuevos materiales y la difusión de este conocimiento.

Laboratorio de biofabricación UC: Todo sobre los hongos

Toma de muestras en el parque Karukinka en Tierra del Fuego ©Alejandro Weiss

Laboratorio de biofabricación UC: Todo sobre los hongos

Aplicaciones de Micotextil, cuero hecho a partir de hongos ©Sebastián Rodríguez

RM: ¿De dónde proviene el material con que ustedes trabajan?

SR: Trabajamos con hongos que descomponen la madera, hemos ido a Tierra del Fuego a buscarlos, los colectamos, los cultivamos acá y los empezamos a mezclar con sustratos agroindustriales, rastrojos de la industria del trigo, de la industria vitivinícola, cáscaras de frutos secos y de la industria maderera, como chips y aserrín. De esa manera empezamos a alimentar el hongo con todos esos sustratos que tienen celulosa y lignina, al igual que la madera, y el hongo los empieza a aglutinar. Al alimentarse de ese material el hongo empieza a generar esta red de micelios, que en este caso son las hifas, lo aglutina y funciona como un pegamento. Ese es nuestro proceso.

RM: ¿Tienen sus propios cultivos entonces?

SR: Sí tenemos un fungario, que son todas las colectas que hemos hecho en el Parque Karukinka en Tierra del Fuego. Hay muchos hongos que aún no están identificados, pero sí sabemos de unos en particular que son los que utilizamos. Por lo general siempre los cultivamos nosotros y los seguimos reproduciendo. Por ejemplo, el hongo ostra que es comestible se utiliza mucho para hacer biomateriales. El hongo ostra se cultiva en paja de trigo, entonces nosotros hacemos lo mismo que hace un cultivador de hongos, solamente que ellos los dejan en un bolsa para que fructifique y salga la seta, y nosotros ese material lo encoframos en un molde y en vez de que crezca en una bolsa sin forma crece contenido en un molde, en este caso en el que uno desea utilizar.

RM: ¿Qué características han ido descubriendo ustedes sobre los hongos que utilizan como material?

Uno podría decir que el material está entre la madera aglomerada y las espumas. En base a literatura y a nuestras propia investigación material y ensayos, el material es más parecido a una espuma. Se ha especulado y se ha hecho el trabajo para poder trabajarlo como un aislante o como un muro que recubra, como auxiliar, por ejemplo, paneles acústicos o un panel aislante. Como sería un recubrimiento iría al medio, como un tabique, o en cielos también. Como packaging también es interesante, al parecerse a la espuma tiene resistencia al impacto, pero no tanta resistencia a la humedad, por lo tanto es un material que tiene que usarse dentro, indoor  más que outdoor, pero se le puede aplicar un recubrimiento que aumente su posibilidad de resistir más humedad.

RM: ¿Qué les interesa desarrollar más el tema de la exploración, investigación o el ámbito más practico donde se puede aplicar estos biomateriales?

SR: Ahora somos menos personas en el laboratorio, está Francisco Chateau que es arquitecto, Matías Elliot, yo y nuestros colaboradores. Tenemos líneas diferentes, a Francisco le interesa entender el material y estudiarlo más mecánicamente para que realmente pueda ser un producto utilizado en la industria, entonces para él es mucho más interesante los datos mecánicos, físico químicos, las posibilidades del material. En esa línea estamos desarrollando unos packaging para la industria del vino. Es una mirada más industrial, por así decirlo, que posibilita que este material sea utilizado en la industria para reemplazar el poliestireno expandido (plumavit). Ese lado de la investigación es mucho más duro, implica hacer más pruebas, estudiarlo de un modo más analítico.

RM: ¿Cuál es la línea de trabajo que te interesa a ti en estos momentos?

SR: Estoy haciendo un Magister en Artes Mediales, de ahí viene esa bifurcación del área más técnica y práctica del laboratorio. Hoy estamos desarrollando una investigación mucho más especulativa, que tiene que ver con entender de qué manera estos organismos tienen una condición que es un aprendizaje rudimentario que se llama habituación, un aprendizaje no neural. Hay muchos teóricos que dicen que en el aprendizaje no necesariamente tienen que haber neuronas presentes y que no son procesos necesariamente químicos o de proteínas, si no que los hongos sí tienen esa capacidad de aprender. Trajimos hongos de Tierra del Fuego ahora, los sacamos de su ambiente natural, los vamos a llevar al laboratorio, se van a enfrentar a otro medio y queremos ver cómo el hongo se adapta a este nuevo entorno y aprende. El desafío está en cómo representar ese aprendizaje y no solamente desde fichas técnicas, sino también desde el arte. En este proyecto estoy trabajando con Fernán Federici y los LABVA, María Jose Besoain y Alejandro Weiss.

RM: ¿Están haciendo algo más por el lado artístico? 

SR: Sí, montamos una exposición en el Centro Cultural La Moneda en la Galería del Diseño, se llama Fungus, la curatoria la hizo el profesor con que trabajo, Francisco Chateau y ahí tratamos de explicar todo el proceso de lo que significa trabajar con hongos, el paso a paso. Hay distintos nichos en esa galería entonces los dividimos; el bosque, el laboratorio, la industria, los productos que se pueden realizar. Hicimos un video para entender cómo funcionan los hongos, cómo se conectan, cómo se cultivan en laboratorio. Estará abierta todo este primer semestre.

RM: De todos sus proyectos durante estos años, ¿tienen alguno que sea el más querido y por qué?

En 2019 hicimos un cuero de hongos al que le pusimos Micotextil. Fue bastante interesante porque tenía dos aristas importantes, la parte de desarrollar el material (un cuero de hongos) y por otro lado, la idea que se concretó finalmente, de desarrollar el equipamiento que permitiera cultivar los hongos. Equipamiento científico de libre acceso que estuvo a cargo de la arquitecta Catalina de Pablo. Entonces habían dos grupos de trabajo, uno desarrollando textil y el otro la máquina. Fue interesante porque partió de un grupo pequeño (cinco personas) y nos fuimos dando cuenta que el proyecto era mucho más grande, lo que implicó ampliar la red de trabajo de manera orgánica, incluyendo un ingeniero eléctrico cuando se necesitaba, una estudiante de biotecnología, cuando hubo que hacer el prototipo de la incubadora se integró un diseñador industrial. Fue un grupo de trabajo super bueno y mis compañeras a cargo de la parte de tecnología pudieron ir a una residencia en Brasil de tecnologías libres, donde entre todos los asistentes cooperaban con mejorar los proyectos que llegaban.

Nosotros hemos siempre trabajado esa área, por un lado desarrollar el material y por otro el equipamiento para desarrollarlo, que es súper caro. Entonces además de desarrollar el material, desarrollamos el manual de cómo hacerlo, manuales de cómo cultivar hongos o cómo construir las máquinas, bien ligado a la ciencia abierta.

RM: Entonces la gente que esté interesada, ¿puede acceder a esa información?

SR: Tenemos un repositorio que está alojando en un sitio que se llama Open Science Framework donde puedes ir archivando proyectos, nosotros tenemos todos los proyectos subidos a esta plataforma. A quien le interese puede revisar todo, el manual desde el armado, el circuito, los materiales, el cultivo. Aquí trabajamos con una diseñadora gráfica porque la idea es también poder difundir el proyecto. La última vez que lo vi habían 600 descargas del manual. Algo importante, es que los hacemos en español que siempre es una barrera comunicacional para muchos de Latinoamérica.

RM: Respecto a las tecnologías libres, ¿ustedes pertenecen a una red de personas que trabajan en biomateriales desde el micelio?

SR: No sé si es una red formal, pero sí hay muy buena comunicación, creo que este tipo de desarrollos tienen que ver con entender que es importante desarrollar tecnología y materiales de otro modo. En base a esta lógica productiva y esta crisis productiva es que nos hemos encontrado con otras personas tanto en Latinoamérica (Uruguay, Ecuador, Argentina, Brasil) y en otros lados, que también tiene esa mirada. Cuando uno coincide con esas cosas super básicas, es más fluida la comunicación, el traspaso de conocimientos, entendemos que estos desarrollos tienen que ser mucho más abiertos para que sea mucho más distribuida este tipo de tecnología, no tan centralizada. En oposición a la industria donde todo es cerrado y está patentado.

RM: Cuando dices que tenemos que empezar a producir materiales de otro manera, ¿me puedes habla de la convicción que hay detrás de eso? 

SR: Hay una crisis ambiental por un lado y por otro, una crisis productiva. Finalmente la producción está siendo insostenible, porque producimos productos infinitos, pero hay materia prima que es finita. Los procesos productivos son súper contaminantes, el que uno quiera, uno podría pensar la madera que es un material natural no lo es, pero igual es un modelo de cultivo que contamina mucho y que utiliza muchos recursos. Entonces también este tipo de nuevos materiales se enfocan en ciertas economías nuevas, como ecología industrial o de la cuna a la cuna. En este caso el  desecho de otra industria puede ser la materia prima para una nueva industria, eso permitiría una mejor circularidad, producciones más cortas y que toda la maquinaria industrial también se achique a una producción más reducida.

Estos nuevos materiales tampoco deberían insertarse de la misma manera en que están siendo producidos, si producimos packaging quizás no es necesario producir 10 mil cajas de computadores al mes, deberíamos apuntar a cambiar la lógica productiva.

RM: ¿Cómo ves el futuro de los biomateriales en su inserción en la sociedad?

SR: Creo que el trabajo que hemos ido desarrollando apela y busca que estos materiales se puedan insertar en la industria, seguimos desarrollando y entendiendo los materiales para poder hacer el salto a la producción. Pero para que esto suceda es importante que nos podamos asociar a otras industrias, que permitan de alguna manera prototipar, por así decirlo, esa producción a gran escala. Hay que empezar a hacer esos vínculos con industrias que tienen capacidad de producción más grande y con industrias que generen productos, bienes o servicios donde este tipo de materiales se puedan insertar. Yo creo que sí se están empezando a desarrollar esos intereses, ahora estamos desarrollando unos prototipos de packaging de vino para poder reemplazar el poliestireno expandido, que finalmente es un material súper contaminante, pero bueno porque el producto que uno compra llega bien, absorbe el impacto, la humedad, pero a la vez necesita mucha energía para producirse y se utiliza por un espacio tiempo muy corto. Se usa y se bota, no se puede reciclar. Otra industria en que podría utilizarse el textil de hongos que desarrollamos es la indumentaria, hay casos de estudio como Mycoworks que producen textiles para para tiendas y marcas de ropa, nosotros seguimos trabajando en eso.

Laboratorio de biofabricación UC: Todo sobre los hongos

Hongo cultivado en laboratorio ©Sebastián Rodríguez

Laboratorio de biofabricación UC: Todo sobre los hongos

Micotextil con sobreimpresión ©Sebastián Rodríguez

Laboratorio de biofabricación UC: Todo sobre los hongos

Material en molde, desarrollado a partir de hongos ©Sebastián Rodríguez

Laboratorio de biofabricación UC: Todo sobre los hongos

Hongos descomponedores de madera / Salida a terreno Parque Karukinka ©María Jose Besoain

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Incubadora para procesar hongos en nuevos materiales ©Sebastián Rodríguez

Laboratorio de biofabricación UC: Todo sobre los hongos

Parte de la exposición Fungus en Centro Cultural La Moneda ©CCLM

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